En su juventud, ligada a la Parroquia San Luis en la Región de Coquimbo, Nora Valencia fue invitada por unas hermanas a misionar a Ovalle. Aceptó, y a su regresó descubrió que esa era su vocación. Antes de cumplir 20 años, ingresó a la Congregación de las Hermanas Franciscanas Misioneras de Jesús, y nunca se fue.

Desde que era joven supo que estaba destinada a cuidar a los niños. Se tituló en Pedagogía y dirigió el Colegio Santa María de Belén de Coquimbo durante 15 años. Luego, en 2008 se trasladó a la Región Metropolitana para dirigir la Fundación Santa Clara, donde acogen a niños y niñas portadores del VIH.

“El Señor me dio la posibilidad de sentir el instinto materno, la necesidad de abrazar, de acoger, de que los bebés se sientan queridos”, cuenta.

Históricamente esta enfermedad ha sido estigmatizada por gran parte de la sociedad. Pero tras más de 10 años trabajando en torno a esa temática, la Hermana Nora Valencia considera que las personas han tomado consciencia frente al VIH.

“Yo trabajo con niños y el tema de los niños en general es mucho más sensible. En el pasado sufrimos discriminación de niños con VIH, pero eso ha cambiado”, afirma, añadiendo que antes era difícil para esos menores ser atendidos en centros médicos, dentales y oftalmólogos.

Para la Hermana Nora Valencia, hoy el VIH pediátrico tiene una excelente cobertura a nivel nacional. Sin embargo, sostiene que como país “estamos al debe con las personas adultas con VIH, quienes no siempre tienen sus tratamientos a tiempo”.

“Yo creo que en los adultos hay una situación distinta porque en los niños uno sabe que no fue su responsabilidad adquirir la enfermedad. En cambio, en los adultos sí existe eso”, plantea. Asimismo, considera que el Estado no llega a los sectores vulnerables, donde hay mujeres embarazadas con VIH. “No hay un catastro, ellas no van al consultorio, no van a sus controles. Esos son los niños que llegan a nosotros después. Desgraciadamente, por no recibir el tratamiento a tiempo, esos bebés, pudiendo haber nacido sanos, nacen con la enfermedad”, agrega. 

A la religiosa le preocupa esa situación: “Me pasa que cuando tenemos colectas en la calle, la gente dice ‘ah, ¿para los enfermos de SIDA?, pero si ellos se lo buscaron’. Y cuando yo les digo, ‘trabajo con niños’, ellos me responden que ‘con niños es distinto’”. “Nosotros no somos quién para juzgar, pero existe harta discriminación hacia los adultos”, afirma.

La Hermana Nora Valencia también propone que los test de VIH sean gratis y de acceso universal. “Es urgente avanzar en asegurar el tratamiento para todas las personas positivas en todas sus etapas”, concluye.