"Yo a los que ayudo son mis vecinos, que por alguna razón están en la calle y yo no soy quién para estarlos juzgando”.

Paulina Soto fue la creadora de Me pongo en tu lugar, una agrupación que entrega raciones de comida a personas en situación de calle de la comuna de Quilicura, Región Metropolitana. Con su iniciativa llegó a alimentar a cientos de personas, e incluso salvó a muchas de ellas de morir de hipotermia durante el invierno, al darles un plato caliente.

Sobre el reconocimiento que le dio Mujer Impacta, Paulina comentó: “Ganar el Premio Mujer Impacta fue el empujón que necesitaba para convertir mi iniciativa ‘Me pongo en tu lugar’ en una fundación. Porque aunque parezca increíble, a mí todo me da susto y recibir este reconocimiento fue fabuloso, ha marcado mi vida de una forma súper positiva y me genera más energía para seguir creciendo y ayudar al que más lo necesita”.

Vino a Santiago desde el sur (Cauquenes) para trabajar como nana puertas adentro y así poder estudiar técnico en enfermería. Su familia se dedicaba a la banquetería. Ella recuerda que en una noche se perdió en la ciudad y con mucho miedo pasó la noche bajo un puente que ella no sabía ni el nombre (después lo reconoció como Escuela Militar)

A los 20 años mientras estaba en tercer año de universidad la destinaron a hacer una práctica en rayos, pero ella estaba embarazada. La profesora se negó a cambiarla de área, así que tuvo que congelar la carrera y nunca volvió a terminarla.

Durante tres años se dedicó a ser mamá y luego regresó al mundo laboral para vender autos. Después pasó a ser secretaría y luego estuvo más de ocho años en un estudio de abogados en Vitacura.

Un día vio un posteo en FB que invitaba a las personas a juntarse en la plaza de Quilicura para ir a repartir comida a las personas en la calle. Ese grupo se llamaba “Quilicura humanitario” e iban una vez al mes. Pero Paulina calculó que con ese grupo no iba a ser suficiente y decidió crear otro aparte con el fin de poder entregar mayor cantidad de raciones de comida considerando que las personas tienen que comer al menos tres veces al día.

“Partimos cocinando en la olla más grande de mi casa que daba para 30 raciones. De a poco empecé a pedir ayuda y uno de mis jefes me regaló un fondo que nos permite hacer 150 platos. Yo me compré una cocina industrial que tengo en mi patio para poder calentar la comida”, contó.

“De a poco voy reuniendo la comida semana a semana. Tenemos un grupo de WS y otro de FB en el que yo pongo la lista de las cosas que necesitamos y nos van donando. Si falta algo en mi despensa siempre encuentro un kilo extra o tengo vecinos a los que les voy a tocar la puerta y no me da verguenza pedirles y ellos siempre responden”.

“Lo más importantes es que no podemos dejar de ir. Porque por ejemplo si uno se atrasa te dicen “pensábamos que no venían y nos tocaba quedarnos con hambre” y eso es muy fuerte. Yo no nací en cuna de oro, pero jamás me faltó un plato de comida. Y yo a los que ayudo son mis vecinos, que por alguna razón- ya sean las drogas o el alcohol- están en la calle y yo no soy quien para estarlos juzgando”.

“Ahora hicimos una campaña para llevarles zapatos, calcetines, carpas para que no se mojen. Yo salgo de la oficina los viernes y me vengo directo para acá porque tengo que cocinar e ir a ver a la gente”, concluyó Paulina Soto.

Dirección:

Luis Carrera 1289, oficina 204, Vitacura

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