“Conocí a muchas personas que vivían en situación de calle y tenían adicción a las drogas. Yo no me quedaba tranquila pensando en que esas personas tenían un problema y que no había una solución”.

Carolina Cárcamo es directora del Centro Clínico y Comunitario UACh, una comunidad terapéutica para personas mayores de edad que sufren problemas de adicción a drogas.

Su foco principal es el tratamiento y rehabilitación de sus pacientes, además de prevenir el consumo en otras personas que puedan ser propensas a ser consumidoras y, de esta manera, tratar la ingesta de sustancias desde una forma visionaria.

En el Centro Clínico y Comunitario UACh trabajan arduamente por ser un aporte a la sociedad, formar parte del proceso de integración social, evaluar la mantención de los objetivos a lo largo del tiempo y ser una red de apoyo a la comunidad.

La problemática de la adicción a las drogas y la situación de calle es un tema que ha acompañado a Carolina durante toda su vida y labor como psicóloga. Ha visto de cerca el sufrimiento de personas que luchan contra la adicción, y cómo esta afecta no solo a ellos, sino también a sus familias. La impotencia y la angustia la consumían al pensar que no había una solución efectiva para ayudar a estas personas.

A pesar de su dedicación y esfuerzo, Carolina se enfrentaba a puertas cerradas y barreras infranqueables. La falta de recursos y la estigmatización hacia las personas con adicción la desanimaban. Sin embargo, su convicción de que todos merecen una segunda oportunidad y un espacio digno para sanar la mantuvo firme.

Fue en plena pandemia cuando Carolina encontró la oportunidad de hacer una diferencia. Junto a un pequeño equipo y con mucho entusiasmo, comenzaron a trabajar en el tratamiento de personas con consumo de sustancias. Hoy, su organización es un refugio para aquellos que han perdido la esperanza, ofreciendo un espacio de respeto, comprensión y atención digna.

Gracias al compromiso y esfuerzo del equipo, Carolina ha visto cómo personas que habían caído en la oscuridad de la adicción pueden transformarse y generar un cambio profundo. “Yo creo que el principal impacto es observar el cambio en aquellas personas que reciben el beneficio. Veo cómo llegan personas con mucho sufrimiento y después de recibir el tratamiento, salen adelante y les cambia la vida”.

 

La labor de Carolina es un testimonio de la importancia de la perseverancia y la compasión. Su dedicación a ayudar a aquellos que más lo necesitan es un ejemplo inspirador de cómo podemos hacer una diferencia en la vida de los demás.

Dirección:

Luis Carrera 1289, oficina 204, Vitacura

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