En el corazón de la pandemia, Catalina Fernández se enfrentó a una realidad desgarradora. Al unirse a un grupo de personas para entregar ayudas en barrios y campamentos vulnerables, se sumergió en un mundo de desesperanza y necesidad. Vio niños y niñas sin acceso a educación, sin comida en la mesa, sin un techo seguro sobre sus cabezas. Vio madres y padres desesperados, luchando por sobrevivir en un entorno hostil.

La crueldad de la realidad la golpeó con fuerza. Catalina se preguntó cómo era posible que en un país como el suyo, hubiera tantos niños y niñas abandonados a su suerte. ¿Por qué no había oportunidades para todos? ¿Por qué algunos tenían que luchar tanto solo para sobrevivir?

Pero en medio de la adversidad, encontró una chispa de esperanza. Recorriendo sectores y escuchando historias, descubrió que el deporte era una herramienta poderosa para proteger a los niños y niñas de los riesgos que los rodeaban. No solo los alejaba del peligro, sino que también les enseñaba valores y ocupaba su tiempo en actividades constructivas.

Sin embargo, esta realidad también la enfrentó a su propia privilegiada condición. Reconoció que sus hijos y ella misma tenían oportunidades que muchos otros no tenían. Y en ese momento, supo que debía hacer algo.

Así nació Gol de Oro, una organización que busca cambiar la vida de niños, niñas y adolescentes en riesgo social a través del deporte y la acción social. Con un programa de intervención socio-deportiva y un equipo multidisciplinario, la fundación entrega herramientas de formación que ayudan a estos jóvenes a cumplir sus sueños y enfrentar su futuro con confianza.

Pero Gol de Oro no solo se enfoca en los niños y niñas, también busca transformar los espacios públicos abandonados y erradicar conductas de riesgo. Al hacerlo, genera un sentido de pertenencia y cuidado en la comunidad.

Para Catalina, este trabajo es solo el comienzo. “Quiero seguir llegando y conociendo más historias, quiero verlos avanzar, quiero que más personas se hagan parte de estos proyectos. Podemos ser agentes de cambio y mejorar el presente y el futuro de tantos niños, niñas y adolescentes que solo necesitan que creamos en ellos”.