Andrea Henríquez es una joven que preside la Fundación Volando en V. Inspirada en su propia experiencia como víctima de acoso escolar, se propuso evitar que otros niños pasen por lo que ella vivió. Volando en V busca promover la convivencia escolar positiva. 

Andrea fue premiada por Mujer Impacta en el año 2018, convirtiéndose en la ganadora más joven que hemos reconocido. Desde su llegada a la fundación, ha sabido inspirarnos y contagiarnos de su energía y fortaleza. 

Conversamos con Andrea para conocer cómo se ha transformado el bullying durante la pandemia en donde el contacto entre los niños se ha vuelto online.

Andrea, todo esto tuvo inicio a tus 11 años, con un hecho que te marcó la vida… ¿Nos contarías al respecto?

Volando en V surge desde mi historia escolar, tuve una experiencia de maltrato viviendo en un país extranjero. Mi caso fue muy fuerte y emblemático en el colegio, porque empezó por cosas pequeñas pero que fueron creciendo. De empujones, ataques físicos y verbales, sobrenombres y burlas, pasaron a mandar a hacer poleras con referencias hacia mí muy crueles y a repartirlas en los patios. Lo que permitió poner fin a la situación y poder volver a ser amiga de mi curso fueron las alumnas mayores del colegio: ellas intervinieron, se organizaron por iniciativa propia y realizaron talleres para toda mi generación que lograron que todo parara rápidamente. Ese mismo concepto de intervención es el que trabajamos hoy; reforzamos el liderazgo estudiantil utilizado para bien de toda la comunidad, generado hoy por la Fundación Volando en V y su programa para fortalecer la convivencia escolar y prevenir el bullying. Buscamos  movilizar a los estudiantes mayores de cada colegio en generar soluciones cercanas, desde su propio lenguaje y códigos estudiantiles, para las diversas problemáticas que ellos visualizan y que afectan la convivencia.  

¿Qué es Volando en V y por qué este nombre?

La Fundación Volando en V busca fortalecer la convivencia escolar y prevenir la violencia y el bullying en los establecimientos educacionales de nuestro país. El programa Volar en V que llevamos a cabo en los colegios, utiliza un modelo de gestión de la convivencia basado en el empoderamiento estudiantil, en el que se forman equipos de estudiantes como representantes de convivencia en sus colegios y, por medio de ellos, se sensibiliza y se trabaja en la temática en todo el resto de la comunidad escolar. La fundación asesora de manera mensual al establecimiento y al equipo de líderes estudiantiles para ir paulatinamente formándolos en su rol e instalando las capacidades en el colegio. Creemos que la única manera de generar transformaciones en el cómo convivimos es a través del involucramiento de toda la comunidad escolar. Es por esto que trabajamos también con docentes, apoderados y profesionales de la educación.

Sobre el nombre: los pájaros necesitan recorrer grandes distancias como método de supervivencia y para eso, utilizan un vuelo en forma de V en donde el que va adelante, hace el vuelo de los de atrás más liviano. Los pájaros nos enseñan un sistema en el que se necesitan unos a otros, donde el trabajo colaborativo, el compañerismo y la tolerancia son indispensables para lograr sus objetivos. El programa Volar en V busca que los colegios funcionen con este mismo modelo donde los miembros se necesiten unos a otros, predominen dinámicas de convivencia positiva y prevalezcan la empatía, el respeto y la seguridad como valores esenciales.

Este año ha sido un año muy atípico pues no hemos tenido clases presenciales… ¿Cómo se ha reformulado el trabajo de Volando en V?

La reformulación de nuestro trabajo ha ido en dos líneas: por un lado, hemos digitalizado nuestra metodología para que todas las partes de nuestro Programa Volar en V puedan ser aplicadas de forma digital o semi-presencial. Esto ha abierto múltiples posibilidades de trabajo a distancia, y hemos seguido entregando herramientas y manteniendo instancias formativas para toda la comunidad escolar a través de plataformas digitales. ¡Ha sido un gran aprendizaje! Por otro lado, hemos adaptado nuestros contenidos para las temáticas de convivencia que hoy son especialmente relevantes para estudiantes, profesores y apoderados: convivencia digital, salud mental, aprendizaje en casa y convivencia familiar. 

Y pregunta clave: ¿se ha convertido el bullying en CIBER-bullying? ¿Qué características incorpora el maltrato cuando pasa a un “formato online”? 
El bullying hoy se sigue manifestando y es a distancia. A medida que aumentan los tiempos de exposición a redes sociales, aumentan las posibilidades de ciberacoso. Al mismo tiempo, las agresiones virtuales replican los conflictos que se dan de forma presencial. Por esto, las preocupaciones son dos: que un niño que antes era víctima de maltrato por sus compañeros lo siga siendo y, por otro lado, que alguien que no era agredido, ahora lo sea. Esto requiere mucha atención de los padres y madres en sus casas, para poder detectar los riesgos que enfrenta su hijo y posibles involucramientos en situaciones de ciberacoso, ya sea como víctima, agresor o espectador. El maltrato cibernético incorpora características especialmente desafiantes, como la posibilidad del anonimato, el público ilimitado y el poco control sobre el alcance de las publicaciones una vez que son viralizadas. Sin embargo, no por eso es más agresivo o es más doloroso que el presencial, ambas situaciones pueden causar mucho daño y requieren la atención de los adultos que rodean a los involucrados.

Para quienes acompañamos a niños en edad escolar… ¿A qué actitudes deberíamos  prestar atención para lograr identificar una situación de ciberbullying? 

¿A qué cosas hay que tener ojo? Hay que empezar por informarse y esto puede ser más fácil de lo que uno cree. Los apoderados pueden buscar en Youtube y Google cuáles son las aplicaciones que más se usan en el rango de edad de sus hijos y qué riesgos conllevan. Nosotros tenemos un glosario de convivencia digital descargable gratuito en nuestra página web (www.volandoenv.cl) que también es muy útil. Luego de eso, es importante generar canales de comunicación con los hijos e hijas, para abrir un espacio de confianza donde ellos puedan contar las situaciones que viven y pedir ayuda. Después, ¿qué hacer si descubro que mi hijo/a está involucrado en una situación de ciberacoso? Primero, es importante considerar que el colegio, aún en tiempos de educación a la distancia, tiene un equipo de convivencia y protocolos para investigar y acompañar los casos de maltrato escolar y este es un buen espacio para que el apoderado acuda y piensen estrategias en conjunto. Fuera de esto, algunos lineamientos generales a considerar: si el niño está siendo víctima de agresiones, es importante validar lo que siente, recordarle que no se lo merece, y ayudarlo a bloquear y denunciar en las plataformas a quienes lo molestan. Por otro lado, si es el agresor, es importante  preguntarle directamente qué está pasando, indicarle que la agresión tiene que parar y acompañarlo para que pida perdón en el mismo medio en el que causó el daño. 
En el caso de los espectadores, es crucial educar en la responsabilidad de actuar en defensa de la víctima, mostrar apoyo al agredido y contarle el caso a algún adulto. En situaciones de maltrato, el niño que ve y no hace nada, es cómplice y causa daño, y eso nuestros hijos e hijas lo tienen que tener claro.

¿Cuál es el rol recomendado para los adultos que pueden interceder? 

En el desafío de las relaciones virtuales el rol de los adultos responsables del estudiante es acompañar, guiar y proteger. Esto implica que no basta con aplicar medidas restrictivas sobre el tiempo en pantalla o el uso de aplicaciones, sino que es necesario ir más allá y formar a los niños y niñas en los valores de convivencia que deben permear el mundo digital y educarlos sobre los riesgos de las aplicaciones que usan para que puedan moverse en este espacio de forma responsable. Por esto, es esencial que los padres y las madres se informen sobre las redes sociales que usan sus hijos, cómo funcionan y qué riesgos implican para poder establecer conversaciones horizontales y cercanas con ellos y guiarlos en el espacio. Es importante también considerar que ante cualquier conflicto de convivencia tanto presencial como digital, es necesario que los apoderados y el colegio funcionen como aliados. Cuando un apoderado tiene una preocupación o problema de este tipo con su hijo, es importante que acuda al colegio para que en conjunto puedan ordenar la información, definir estrategias y activar los protocolos pertinentes según el caso. 

¿Y para los pares? ¿Qué actitud deberíamos incentivar en nuestros niños para acompañar a un amigo que está siendo víctima de acoso escolar? 

Cuando un niño o niña ve una situación de maltrato, es muy importante que actúe y ayude a que el caso se solucione, de lo contrario puede causar mucho daño y es parte de los agresores y cómplices. Dependiendo del caso, nosotros recomendamos siempre el uso de alguna de las 3D: actuar Directamente, Delegar, o Distraer. Actuar directamente tiene que ver con ponerle freno al agresor, reportar en la aplicación una publicación ofensiva, dejar de compartir o ponerle me gusta a una publicación negativa, defender públicamente al agredido, etc. Delegar tiene que ver con buscar ayuda de una adulto y distraer tiene que ver con acompañar a la víctima, distender la situación en el momento de la agresión, cambiar de tema para que pare, etc. 

Cada niño o niña puede tomar alguna de estas estrategias según el caso, su propia personalidad y sus posibilidades, y actuar a favor de la víctima. A veces no sabemos qué hacer o sentimos que las soluciones escapan de nuestras manos, pero es importante recordar que siempre se puede actuar y siempre vale la pena. 

Y con quienes juegan el rol de agresores, ¿cuál es la mejor forma de abordar esto? Muchas veces identificamos al agresor de nuestros hijos, pero la conversación con ese otro papá se hace muy difícil:  hay negación, enojo… ¿Qué recomendarías en estos casos? 

En primer lugar hay que comprender que, para que un niño o adolescente se convierta en acosador, hay algo en sus emociones y conductas que requiere la atención y ayuda de sus apoderados, pues siempre existe algún tipo de conflicto detrás de una manifestación así. Es muy importante ser transparente con la situación, conversar con el niño o niña sobre las sospechas y certezas que se tienen y preguntarle directamente qué está pasando y porqué, para conocer su perspectiva y llegar al fondo de lo que está pasando. Luego es esencial establecer de manera tajante y directa que la situación debe terminar de forma instantánea y que pedir perdón es crucial para que el conflicto termine y se pueda empezar a sanar. Paralelo a esto, es muy importante que los apoderados acudan al colegio con la información que tienen y articulen estrategias conjuntas para abordar el caso, activen los protocolos que correspondan y encuentren soluciones para todos los afectados. En esto, los apoderados y el colegio son aliados clave.

Por último… ¿qué podemos decirle a todos esos niños y adolescentes que hoy lo están pasando mal? ¿Cómo se sanan estas heridas? 

A un niño que está viviendo algo así, lo primero y más importante por decir es que en ningún sentido se merece lo que está viviendo y que no hay nada de su forma de ser o actuar que justifique una situación de maltrato. El maltrato afecta directamente la autoestima y es necesario que los adultos de confianza en su entorno refuercen este punto una y otra vez para proteger la seguridad y auto-percepción del niño. Por otro lado, hay que  mostrarles que la vida tiene mucho más que este momento y que aunque pareciera que todo se está hundiendo por esta situación, de esto se puede salir bien y fortalecido. El discurso optimista y esperanzador es importante en el proceso. También, es crucial que el niño sienta que en su casa tiene un lugar seguro donde se puede desahogar y donde lo van a escuchar y contener. Para esto debemos estar presentes, validar sus emociones y generar canales de comunicación abiertos.