Constanza recuerda con dolor el miedo y la inseguridad que sentía cada mes cuando llegaba su menstruación. Durante meses le ocultó a su familia que había tenido su menarquia y recuerda lo sola y aislada que se sentía  cuando comenzó a robarle toallitas higiénicas a sus hermanas y a fabricar compresas con papel higiénico y algodón. Recién a los 28 años, se dio cuenta de que era ignorante sobre su cuerpo y la menstruación. Seguía llamándole “estar enferma” o “indispuesta” y evitaba hablar de ello. 

Pero un día, decidió que no quería que otras mujeres pasaran por lo mismo. Decidió conocer, aprender e instruir a otras para erradicar la pobreza menstrual y normalizar la menstruación. A través de programas de educación y acceso a productos de gestión menstrual, Constanza buscaba empoderar a las niñas y jóvenes para que comprendan y valoren su cuerpo.

Sin embargo, pronto se enfrentó a un nuevo obstáculo: la falta de conciencia y la estigmatización que rodeaba la menstruación. Cada vez que pedía a niñas y jóvenes que levantaran la mano quienes querían que les llegara su menstruación, la respuesta era un silencio incómodo, las invadía la vergüenza, el miedo y el asco. Fue entonces cuando supo que debía hacer algo más. Así, creó Mujer Mundo, una organización que se enfoca en educar y sensibilizar a la comunidad sobre la importancia de la menstruación como un proceso natural.

La misión de Constanza es clara: “Quiero entregar a esas mujeres y niñas la información que yo no tuve. La menstruación no es un tema femenino, es un tema social y cultural que nos involucra a todos. Queremos que las niñas levanten la mano felices y animadas, queriendo saber más sobre sus cuerpos y la menstruación. Ese es el cambio que queremos generar”.

A través de Mujer Mundo, Constanza trabaja incansablemente para promover el acceso a la información y productos de gestión menstrual en establecimientos educacionales, lugares de trabajo, centros de salud, recintos carcelarios, centros comunitarios y otros espacios públicos. También busca fomentar el uso de productos sustentables y campañas educativas para que las niñas y mujeres puedan cuidar su salud y bienestar con dignidad. La lucha de Constanza es un llamado a la acción para que juntos podamos erradicar la pobreza menstrual y crear un futuro más igualitario y respetuoso.