Una particular paradoja vive actualmente el mercado laboral tecnológico. Por un lado, el futuro del trabajo está expandiendo su radio de posibilidades a niveles nunca vistos -en particular durante la pandemia del nuevo coronavirus-. Pero, por el otro, dentro de tanta apertura siguen estancados en la brecha de género entre los trabajadores vinculados a la industria.

Un reciente reporte de la consultora Page Group en América Latina reveló que en la región solo el 30% de las posiciones de liderazgo en tecnología son ocupadas por mujeres. “A pesar del esfuerzo en materia de equidad en las organizaciones, la cantidad de mujeres dentro de la fuerza laboral, en específico dentro de las áreas de tecnología, sigue estando a niveles inferiores, ocupando entre un 21 % y un 40 % del total de las posiciones”, dice el documento.

De acuerdo con el estudio, la escasez de mujeres líderes en tecnología se debe a la falta de postulaciones por parte de ellas (38 %), la falta de oportunidades (37 %), la escasez de talento femenino con el conocimiento requerido (25 %) y la falta de experiencia (17 %).

Al respecto, Marisol Alarcón, Premio Mujer Impacta 2020 por la iniciativa Laboratoria, que brinda herramientas de programación para mujeres, comenta que “el primer paso es acercar a las mujeres al rubro de la tecnología. Que ellas aprendan herramientas y aporten en la creación de soluciones que apoyen a las mujeres en ello también”.

“Para hacerlas crecer en puestos de liderazgo, es importante que las empresas no solo acepten a las mujeres en roles más junior de tecnología. También deben acompañarlas en su desarrollo de carrera. Las firmas deben dejar explícito que las mujeres pueden participar de los concursos por los cargos directivos”, añade.  

En efecto, un estudio publicado en 2017 por la revista Science reveló que las niñas empiezan a concebirse como menos inteligentes que los niños, en áreas como las matemáticas, a partir de los seis años. Y hay factores psicológicos y sociales que afectan directamente en las decisiones críticas que toman muchas estudiantes y trabajadoras.

“Normalizar estas condicionantes agrava la diferencia e impide la integración que tanto se necesita de las mujeres en todos los ámbitos de la educación y del trabajo, incluyendo la tecnología”, afirma la directora de Fundación Mujer Impacta, María Paz Tagle.

Otras investigaciones apuntan en el mismo sentido. De acuerdo con el Banco Interamericano de Desarrollo, la participación de las mujeres en estudios universitarios es todavía minoritaria en la mayoría de las disciplinas STEM (Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas). Un importante número de mujeres con títulos en Ciencias y Tecnología no siguen carreras en estas ocupaciones y en muchas instancias de sus trayectorias profesionales las mujeres no logran alcanzar los puestos de jerarquía (techo de cristal). Esto ocurre tanto en el ámbito académico, como en las empresas y otras esferas de los sistemas nacionales de Ciencias y Tecnología.   

En Chile, la brecha de género en el área tecnológica no es menor. Las mujeres representan solo el 10,5% de la comunidad de estudiantes cursando carreras STEM. De éstas únicamente el 5% logra conseguir trabajo en su profesión, según datos del Ministerio de Educación. Este escenario presenta un desafío enorme para el país; pues, la industria TI sufre un déficit de 6 mil profesionales al año, según cifras oficiales.  

“Las mujeres son muy capaces para realizar experimentos, formular preguntas y resolver problemas. Se requiere incluirlas en las carreras tecnológicas, ya que claramente esta área es importante para el desarrollo del país. Por eso, desde Mujer Impacta seguiremos fomentando su incorporación en ésta y otras áreas”, concluye María Paz Tagle.