No basta con sensibilizarnos: Un llamado a actuar contra la violencia
El 25 de noviembre, Día Internacional para la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, no es solo una fecha en el calendario: es un recordatorio urgente de una realidad dolorosa que afecta a una de cada tres mujeres en el mundo, según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS). La violencia hacia las mujeres y niñas, en sus múltiples formas, constituye una de las violaciones de derechos humanos más generalizadas y normalizadas.
Enfrentar este problema requiere mucho más que reaccionar ante la violencia una vez que ocurre. Necesitamos actuar proactivamente, invirtiendo en iniciativas que empoderen a las mujeres y transformen las sociedades desde sus bases.
En Mujer Impacta, conocemos de primera mano el poder transformador de las mujeres que, desde sus ámbitos, contribuyen a erradicar esta pandemia silenciosa. Hoy, quiero destacar a dos Mujeres Impacta cuyo trabajo nos recuerda que la lucha contra la violencia tiene muchas formas y necesita de todas las manos posibles.
Catalina Cabrera, pionera y valiente, es un ejemplo de cómo la defensa personal puede ser una herramienta no solo física, sino también emocional. Como instructora de artes marciales y capacitadora en seguridad, Catalina no solo enseña a mujeres y niñas a protegerse, sino que trabaja para fortalecer su confianza y capacidad de respuesta en situaciones de crisis a víctimas de violencia intrafamiliar. Con su liderazgo, se convirtió en la primera mujer en ser capacitadora de defensa personal del OS-10 de Carabineros en Antofagasta en 2004.
Por otro lado, Patricia Beltrán, con su trabajo en la Fundación Betania Acoge, ha creado un espacio seguro para mujeres que ejercen el trabajo sexual y buscan reconstruir sus vidas. Patricia no espera que ellas lleguen a la fundación; junto a su equipo, recorre las calles de Valparaíso para ofrecerles apoyo psicológico, social y laboral. Hasta hoy, más de 100 mujeres han encontrado en la fundación una segunda oportunidad para reinsertarse en trabajos formales y reconstruir sus proyectos de vida.
Ambas historias nos muestran que la lucha contra la violencia hacia las mujeres no tiene una sola cara ni una única solución. Desde la prevención activa en las calles hasta la construcción de nuevos caminos para quienes han sufrido la violencia, el cambio empieza con mujeres comprometidas que están transformando sus entornos y rompiendo ciclos de abuso.
En este 25 de noviembre, invito a reflexionar sobre cómo cada uno de nosotros puede ser parte de este cambio. Apoyar a organizaciones y liderazgos como los de Catalina y Patricia es un paso clave para construir una sociedad más segura, inclusiva y justa. No basta con sensibilizarnos; es hora de actuar. Porque el derecho a una vida libre de violencia no debería ser un privilegio, sino una realidad para todas las mujeres.
Por María Paz Tagle Letelier, Directora Ejecutiva de Mujer Impacta