“No puedo hablar de tecnología y también de maquillaje, ¿por qué no? Lo lindo es derribar estereotipos sin imponer un nuevo estereotipo de cómo debe ser una mujer en la tecnología”.

Valentina Muñoz es la joven detrás de La Asociación de Mujeres Jóvenes por las Ideas, la cual se ha convertido en la primera organización STEM liderada 100% por niñas. Su objetivo es promover y retener talentos femeninos en Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas, abriendo más oportunidades para reducir las brechas de género y avanzar hacia un espacio más equitativo.

Desde 2018, ha trabajado para empoderar a niñas y adolescentes a través de cursos, talleres y charlas gratuitas en estas áreas. Su enfoque es “de niñas para niñas”, donde jóvenes de distintas edades se involucran en la ejecución de sus actividades, rompiendo límites impuestos por la sociedad desde la infancia.

En Amuji Chile saben que los estereotipos pueden limitar el potencial de las niñas desde temprana edad. Por eso se enfocan en proporcionar herramientas y oportunidades para que jóvenes puedan desarrollar su talento y alcanzar sus sueños en STEM.

En un mundo donde las niñas y jóvenes enfrentan barreras invisibles que limitan sus sueños, Valentina Muñoz ha conocido de cerca la amargura de la exclusión. Su género era una barrera que parecía ser insalvable. 

Recuerda perfectamente que de pequeña acompañaba a su mamá al trabajo y que, con tan solo 9 años, descubrió un mundo que la fascinó. Un día, observó cómo un grupo de informáticos corría por los pasillos para resolver una alerta, cuando les preguntó qué estaban haciendo. La respuesta fue simple, pero profunda: “Salvando el mundo”. En ese momento, Valentina supo que quería hacer lo mismo: salvar el mundo dedicando su vida a las ciencias y tecnologías.

Sin embargo, su camino estuvo lleno de obstáculos y dolor. En el colegio, fue la única mujer en el taller de robótica y enfrentó el acoso y el desprecio de su profesor, quien cuestionaba su presencia en una disciplina “para hombres”. Los días se convirtieron en una lucha constante para demostrar que era capaz, que su lugar estaba allí. Pero la sociedad parecía conspirar en su contra. La exclusión y el dolor la rodeaban.

Pero Valentina no se rindió. En medio de la oscuridad, encontró una chispa de esperanza. A los 15 años, decidió tomar acción y fundó la Asociación de Mujeres Jóvenes por las Ideas (AMUJI), la primera organización STEM liderada 100% por niñas en América Latina. Su misión era clara: promover, potenciar y retener el talento STEM entre las niñas.

Así, Valentina se convirtió en una figura destacada en el mundo STEM. Hoy la conocen como “Chica Rosadita”, programadora chilena, activista feminista y defensora de los derechos de las niñas y jóvenes en las disciplinas de ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas. Su trabajo la llevó a ser reconocida como la programadora más joven en contribuir a la construcción de la Primera Política de Inteligencia Artificial en su país.

En 2021, su compromiso con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) la llevó a ser nombrada Defensora de los ODS por el secretario general de las Naciones Unidas, convirtiéndose en la primera mujer latinoamericana en ocupar este cargo.

La historia de Valentina es un testimonio de resiliencia y determinación. Su legado inspira a generaciones de niñas y jóvenes a seguir sus pasos y cambiar el mundo.

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