"Buscamos que el hogar se transforme en la primera escuela".

Anne Traub es abogada y directora de la Fundación Familias Primero, que trabaja en llevar una educación temprana a niños y niñas en contextos vulnerables, promoviendo a los padres como primeros educadores y al hogar como primera fuente de enseñanza. Esto, con el fin de acortar las brechas de desigualdad en Chile a través del progreso integral de la infancia y el acompañamiento a sus madres, durante los primeros años de crianza.

Familias Primero ha logrado beneficiar alrededor de 8.000 personas. Actualmente, pueden visibilizar que los niños obtienen mejores resultados en las pruebas estandarizadas tipo SIMCE, llegan un 20% adelantados frente a su grupo de control al colegio y reducen en un 30% la deserción escolar.

Anne cree que la Red Mujer Impacta “es súper potente, hay mujeres talentosas y dan ganas de movilizarse para generar proyectos en conjunto”. Asimismo, se ha sentido bastante valorada y llena de energía para seguir creciendo.

Poco tiempo y una agenda muy apretada es parte del día a día de Anne Traub, abogada nacida en Puerto Montt que dirige la Fundación Familias Primero, un emprendimiento social que nació en 2015 como Fundación Niños Primero y que se dedica a acompañar a madres e hijos en entornos vulnerables, durante los primeros años de crianza y que cuenta con un equipo de profesionales especializados para cada área del desarrollo.

La opción de dedicarse a la educación en la primera infancia y dejar a un lado su labor como abogada, se gestó en un viaje que hizo junto a su marido a Estado Unidos, en donde conoció el modelo interactivo de desarrollo Parent Child Plus, que se enfoca en los primeros años de los niños, los cuales se consideran determinantes para el futuro de una persona.

“Los dos veníamos de trabajar en el sector público, y teníamos la intención de devolverle la mano a la vida, a la suerte que nos ha tocado, queríamos un programa de prevención, porque reparar es difícil y caro”, recordó.

Anne necesitaba que fueran “programas probados, porque equivocarse en la primera infancia es complicado. Al regresar a Chile, tomó la decisión de replicar el modelo, para contribuir en la formación y capacitación inicial de niños y así romper el ciclo de la pobreza de las familias de bajos recursos. Así nace, en 2015 la Fundación Niños Primero, actual Fundación Familias Primero, que se encarga de proporcionar herramientas para ayudar a la familia a potenciar habilidades parentales que fortalezcan el desarrollo cognitivo y socioemocional de los pequeños.

Gracias a esta iniciativa, fue reconocida por Mujer Impacta en 2019. Sobre el premio, destacó que “sentí un orgullo tremendo. Un gran reconocimiento a mi labor y que se le diera valor a mi proyecto sin que tuviera como génesis el dolor. Me han ayudado a visibilizar mi tarea y a seguir creciendo”, destacó.

Sobre la intervención que realizan, Anne explicó que su trabajo es con la mamá y los niños. “Buscamos dejar en la casa, la capacidad instalada para que ese hogar vaya en el tiempo teniendo menos estrés y más amor. Vamos a la casa del niño, donde se trabaja con el cuidador principal y con los pequeños a través de libros y juguetes”.

El equipo de trabajo está compuesto por 60 personas a lo largo de todo Chile y en 2021 apoyaron a mil 738 familias con su sistema ‘uno a uno’, que cubre cinco áreas del desarrollo humano: motricidad fina, gruesa, comunicación, resolución de conflictos y desarrollo socioemocional. “Es necesario generar políticas públicas que contemplen salud, educación emocional y neurodesarrollo en la primera infancia, situación que en pandemia se profundizó aún más, producto del encierro y falta de estimulación de los más pequeños”.

Además, Anne contó que, para seguir el camino, uno de los focos importantes es revalorizar el rol de las madres como figuras de aprendizaje para los niños. “Lo más importante es decirle a la mamá que, ‘independiente de las condiciones que les haya puesto la vida, es la primera educadora de su hijo, y nosotros la vamos a ayudar”.

Finalmente, la abogada concluyó que los estudios apuntan a que los primeros cinco años de vida son fundamentales en el aprendizaje futuro; el cerebro es una esponja y es necesario estimular a los niños en diferentes capacidades, tanto educacionales como sociales. “Pero en Chile, la mayoría de los hogares con pocos recursos no manda a los niños al jardín, por lo que parten la carrera en desventaja. En Chile, la cuna te condena, nacer en un lugar o en otro, te entrega más o menos oportunidades”.

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