Viendo las múltiples necesidades de las vejeces durante la pandemia, Celia decidió cocinarles diariamente a cientos de personas mayores en la comuna de El Tabo, donde vive. Pero no se quedó ahí. Esta ganadora del Premio Mujer Impacta 2023, creó una fundación a través de la cual hoy, además de alimentación, les entrega compañía y afecto.

Todo comenzó el 5 de abril de 2020 con un plato de lentejas. Celia Ramírez (51) no quería hacer la típica comida, así que decidió darle un toque diferente. Las sirvió acompañadas de una taza de arroz y de unas masitas, que cortó en cuatro pedazos y las puso en forma de triángulo para decorar. Al ver ese delicioso plato y dadas las condiciones sanitarias por el COVID-19, nació en ella una inquietud: Qué pasaría con las personas mayores, quién se iba a preocupar de ellas.

Así que la mañana siguiente despertó decidida. Buscó su olla más grande y cocinó junto a su marido e hijos 40 platos y salió a entregar almuerzos a los adultos mayores de El Tabo. En una semana, el número de almuerzos aumentó a 100 y en tan solo tres meses, logró entregar 260 platos de comida con la ayuda de voluntarios.

Pasada la pandemia, se dio cuenta de que las personas mayores seguían solas y quiso continuar con el comedor solidario que había formado, pero de una manera más focalizada. Fue así como nació la Fundación Tu Vejez con Dignidad y Cariño, iniciativa por la cual ganó el Premio Mujer Impacta 2023 en la causa Adulto Mayor.

“El nombre de la fundación me identifica, y es que creo que todos queremos que los adultos mayores tengan una vejez digna y acompañada de cariño”, dice Celia. Este proyecto, que no ha tardado en crecer, ya ha realizado tres jornadas masivas en donde se han atendido a más de mil personas de la tercera edad, lo que fue muy bien acogido por la comuna de El Tabo.

El delivery solidario

“Creo que sí nací con un don: la cocina. Me gusta expresar el cariño y el amor en lo que hago, en lo que cocino”, comenta. Sin embargo, Tu Vejez con Dignidad y Cariño no se trata solo de la alimentación, también se realizan talleres para que las personas mayores puedan llevar una vida más activa.

En la fundación muchas personas han podido realizar cursos de crochet, palillos y mandalas; talleres recreativos, de reiki, gimnasia y baile entretenido. “Nosotros nos encargamos de entregarles más que ese almuerzo, el solo hecho de llegar a sus casas, preguntarles cómo se encuentran y darles la posibilidad de tomar talleres, para ellos significa muchísimo”, dice.

¿Cómo es una semana en la fundación? Celia cuenta que los días lunes, miércoles y viernes se cocina, una vez a la semana se realizan talleres y en los días restantes se hacen visitas domiciliarias a los adultos mayores: “Cuando hacemos entregas en cada casa, se tiene un contacto diferente, no es ir y dejar el almuerzo ahí. Nosotros lo llamamos el ‘delivery solidario’”.

Esta mujer impacta comienza a las 8:00 de la mañana sacando las ollas, prepara verduras y todos los elementos que se van a cocinar. A las 12:00 del mediodía salen los 72 almuerzos que preparan actualmente, para que todos quienes los reciban puedan estar comiendo en sus casas a las 13:00 horas. La fundación espera que para fin de año se ayuden semanalmente a 100 adultos mayores.

Un voluntariado del alma

Sobre ganar el Premio Mujer Impacta, Celia comenta: “Para mí ser parte de la fundación es ser parte de una red de mujeres que sin colores políticos, religiosos y clases sociales, nos unimos en el deseo de construir un Chile con más sentido social”.

“Mi mayor motivación es especializarme y Mujer Impacta me está dando todas las herramientas para hacerlo. Estoy en un curso maravilloso de Simón de Cirene para gestionar proyectos. Esto es para crecer, para entregar un mejor servicio y poder llegar a más gente”, dice.

Celia Ramírez siempre sintió que su vida había sido destinada a apoyar a las demás personas y desde muy pequeña le gustó tender la mano a quienes lo necesitaban: “Me preguntan por qué lo hago. Yo lo hago porque me nace, me satisface poder entregar esta ayuda que es del corazón. Es algo único, es un voluntariado del alma. Todos vamos a ser mayores y yo quiero crear conciencia para que cuando todos lleguemos a esa edad podamos tener las mismas posibilidades que nosotros estamos entregando ahora”, reflexiona.

Por último, Celia entrega un mensaje a la comunidad: “Uno siempre puede ayudar. Solo tenemos que tener un corazón dispuesto a hacerlo. Seamos capaces de mirar más allá de nuestras propias narices, siempre hay alguien que lo está pasando mal y ahí es donde nosotros tenemos que mostrar que verdaderamente somos gente solidaria. Me siento orgullosa de levantar esta bandera. Caminar por el lado correcto de la historia es lo mejor que le puede pasar a alguien en la vida”.