¿Cómo podemos construir ciudades más accesibles? Esa fue la principal temática planteada por Pamela Prett, directora de Ciudad Accesible y Premio Mujer Impacta 2016, hoy en el bloque semanal “Ciudadanas que impactan” en ADN Radio con la directora de nuestra fundación, María Paz Tagle, y los periodistas Aldo Schiappacasse y Sandra Zeballos. 

“Cada vereda, cada cruce es una dificultad. Si te demoras dos minutos en caminar tres cuadras, una persona en sillas de ruedas se demorará cuatro veces más, lo mismo con una persona ciega”, planteó Pamela.  

Lo dijo desde su propia experiencia. Cuando tuvo a su segunda hija, Pamela no sospechó que ella había nacido con una atrofia muscular espinal hasta que notó sus dificultades para aprender a caminar. Sin saberlo, tanto Pamela como su marido eran portadores de un gen que incrementa las posibilidades de que los hijos nazcan con esa condición. Dos de sus cuatro hijos tiene discapacidad. 

Esa situación hizo con que Pamela se diera cuenta que había mucha ignorancia frente al tema, que era necesario proponer soluciones para problemas tan simples como tener acceso a restaurantes, por ejemplo. 

“La accesibilidad no es la rampa en la entrada del edificio”, planteó en el programa. 

Sin tener ningún conocimiento previo al respecto, comenzó a estudiar las normativas y leyes sobre discapacidad y en 1999 creó la Corporación Ciudad Accesible, donde han elaborado el primer manual de accesibilidad y, entre otras cosas, generan material para instituciones públicas y privadas y diagnósticos a proyectos arquitectónicos. 

Desde Ciudad Accesible, Pamela ha asesorado al equipo organizador del conocido festival Lollapalooza en Chile para que fuera completamente accesible, incorporando intérpretes de lengua de señas en los escenarios. También gestionó la normativa que aplica a los estacionamientos para personas con discapacidad.

Retos pendientes

En Chile, el último Estudio Nacional de Discapacidad, de 2015, reveló que hay alrededor de 2,6 millones de personas con algún tipo de discapacidad. 

Pamela ha insistido en que las personas con algún tipo de discapacidad “enfrentan diariamente barreras físicas y de comunicación que les impiden desenvolverse en igualdad de condiciones”. 

“El hecho de andar en silla de ruedas no es tanto un problema a que te encuentres con una barrera cuando sales de casa”, afirmó. 

Ella detalló que las principales barreras que siguen existiendo son las veredas. “Tenemos un déficit de veredas, algunas ni siquiera tienen pavimento e imposibilitan totalmente a una persona”, detalló. 

“Más que una ley o normativa, tenemos que asumir que la responsabilidad está en todas las personas, en los profesionales que diseñan, en las políticas públicas, en la persona que usa el estacionamiento de una persona con discapacidad y no le corresponde”, insistió.

Pamela planteó que todos los plazos vinculados al cumplimiento de medidas para garantizar la accesibilidad universal están vencidos y sostuvo que esto requiere preguntarse como sociedad en qué fracasamos.

“Vemos que los ciclistas o los medio ambientalistas logran avanzar con sus pautas, pero hay algo que falta y es que se asuma la accesibilidad universal como un beneficio para todos, no solo para quienes tienen algún tipo de discapacidad”, explicó.

Según Pamela, la accesibilidad universal es un beneficio que influye también en la situación financiera de muchas familias.

Muchas madres se hacen cargo de hijos con alguna forma de discapacidad porque deben llevarlos en la silla de ruedas al colegio, algo que no sería necesario si contáramos con mejores calles. Eso imposibilita que puedan aportar en la casa y añade un grado de pobreza al hogar”, añadió. 

La accesibilidad también es difícil en espacios de educación. En Chile, una de cada dos personas con discapacidad termina la enseñanza básica, una de cada 10 la educación media y solo una de cada 20 ingresa a la educación superior.

Al cierre del programa, Pamela también abordó la importancia de que la formación profesional incluya la accesibilidad universal: “Hasta hoy, excepto por algunos diplomados, el diseño universal no se enseña. Es muy básico… Necesitamos más educación y que te obliguen como profesional a pensar en todos”.