Mirar a las mujeres que están en las cárceles como seres humanos, como mamás con historias, desafíos y trayectorias distintas a las nuestras.
Este fue el llamado de la Hermana Nelly León, fundadora de Mujer Levántate y Premio Mujer Impacta 2018 en el programa “Ciudadanas que impactan” en ADN Radio.
Todos los martes a las 11:00, la directora de nuestra fundación, María Paz Tagle, conversa con alguna de nuestras premiadas y los periodistas Aldo Schiappacasse y Sandra Zeballos.
El programa de hoy, cuya temática fue “cárceles y mujeres”, partió con la historia de la Hermana Nelly: cuando tenía 22 años, mientras desarrollaba una práctica en un colegio de Pudahuel, presenció el abuso sexual contra una niña.
Este hecho la hizo pensar en consagrar su vida a ayudar a mujeres víctimas de la pobreza, el abandono y la miseria. Cuando conoció la congregación del Buen Pastor, sintió su vocación.
En ese tiempo, la comunidad de las hermanas estaba en un recinto al lado de la cárcel. Todos los días se escapaba para conversar con las internas.
“Me enviaban a hablarles de Dios, pero yo no podía hablar de Dios donde había tanta indignidad e injusticia. Yo quería acoger a las mujeres que salían y no tenían hacia donde ir”, insistió la Hermana Nelly.
Esta fue la semilla para fundar el hogar Mujer Levántate a fines del 2008, donde trabaja incansablemente por la inclusión social de las privadas de libertad y sus familias.
Hace algunos años, la fundación hizo una evaluación con Gendarmería. De las 600 mujeres que habían pasado por el programa, solo el 6% había vuelto a la cárcel.
“Nosotras no hablamos de reinserción, hablamos de inclusión social, porque sabemos que en la gran mayoría de los casos las mujeres vienen de un mundo de exclusiones”, comentó.
La situación en Chile
La Hermana Nelly cobró notoriedad durante la visita del Papa Francisco a Chile, cuando ella aseguró que en nuestro país “lamentablemente se encarcela la pobreza”.
“Yo cuando le dije eso al Papa, no lo dije pensando que sería una frase que daría la vuelta a Chile y al mundo… Lo dije desde mi realidad, lo que yo observaba en la cárcel de mujeres”, afirmó la Hermana Nelly al ser preguntada por Sandra Zeballos.
“Se trata, la mayoría de las veces, de mujeres pobres, que vienen de un mundo de violencia, de maltrato, que repiten patrones. La visita del Papa, en ese sentido, fue un gran escenario para que visibilizáramos la realidad de lo que estaba pasando en las cárceles”, agregó.
La Hermana Nelly hizo énfasis en que las mujeres suelen ser detenidas por delitos menores: el 53% de las condenadas está por microtráfico.
“Sus delitos suelen estar asociados a la búsqueda de cuidado a sus hijos. Robar y microtraficar para poder darle sus necesidades básicas. Pero es un círculo vicioso”, dijo.
Durante la pandemia del nuevo coronavirus, la Hermana Nelly eligió algo que nadie querría: dormir en la cárcel. Desde el 21 de marzo, vivió con las reclusas, porque no quiso exponerlas ni a ellas ni a sus compañeras de comunidad religiosa al riesgo del contagio por covid-19.
Durante esos meses, advirtió en más de una ocasión que ninguna cárcel está preparada para enfrentar la crisis, además, ha abordado la soledad de las reclusas por la suspensión de las visitas.
“Hemos pasado ese período con harta angustia y pena… Una de las cosas que más le afecta a una mujer privada de libertad es no ver a sus hijos, algo que recién se pudo hacer para Navidad”, sostuvo, añadiendo que durante ese tiempo ayudó a las reclusas con talleres y útiles de aseo.
La Hermana Nelly detalló que cualquier persona que quiera ayudar puede ingresar a la página web de su fundación y hacerse socia, realizando donaciones. “Para nosotras, dar una oportunidad hace un mundo de diferencia”, planteó.
“A la sociedad civil, al Estado y al empresariado nos falta una mirada más compasiva con las mujeres encarceladas”, concluyó la Hermana Nelly.