Se enfrentó al suicidio de su hijo (de 20 años) en 2005. Después de eso, hizo dos diplomados en psicología, conoció a mucha gente que se movía en ese ámbito y comenzó a armar la idea de la Fundación José Ignacio, que lleva el nombre de su primogénito, para ayudar a quienes están en una situación similar. Hoy, Paulina del Río, Premio Mujer Impacta 2019, se dedica completamente a esa labor. 

“Creemos que hablar de suicidio es salvar vidas. Lo que hacemos es abrir la mirada. Muchas veces somos un trampolín hacia un psicólogo o una terapia”, comenta.

Tras estudiar en EE.UU. un curso de intervención en crisis suicida, Paulina se formó como entrenadora de facilitadores comunitarios, gente que aprende habilidades básicas de prevención de suicidio. Según ella, “tiene que haber una red, una comunidad”. “La mejor forma de ayudar es escuchar, contener, derivar a los servicios de salud mental; el apoyo a los sobrevivientes de pérdida por suicidio necesita mucho cariño y empatía, y es mejor si lo encuentran en personas que han vivido la misma experiencia”, sostiene, añadiendo que prevenir suicidios es tarea de todos y que se debe hablar de este tema sin tabúes ni vergüenza, sino con respeto.    

En cuanto a la evaluación de la situación actual, le preocupa “especialmente lo que están viviendo niños y jóvenes, con la pérdida de contacto con sus pares, el incremento del estrés y la ansiedad dada la mayor carga que implican las clases online, lo cual no quiere decir que yo esté a favor de las clases presenciales en este momento”. También le urge que “muchas de las personas que necesitan ayuda especializada no saben dónde dirigirse o no tienen los medios económicos que les permitan encontrarla”.

Paulina comenta que el canal telefónico del Estado para atenciones psicológicas ha recibido el triple de las consultas desde el inicio de las cuarentenas. “Tenemos que pensar, además, que por cada persona que falleció por Covid hay entre 20 y 30 otras personas afectadas. Entonces se nos viene encima una avalancha de personas con problemas de salud mental solo por ese punto, porque el Covid representa una muerte muy traumática”, agrega.

Además, según Paulina, las cifras de suicidio preliminares por parte del gobierno no muestran un alza significativa en el último año, pero eso no cuenta los intentos de suicidio. “No podemos olvidarnos que, por cada suicidio completado, hay 20 personas más que hacen un intento de suicidio en Chile”. 

Para ella, es fundamental que haya un incremento del presupuesto de salud mental en Chile. “En general, el presupuesto de Salud en Chile en general es muy bajo (aproximadamente 8% del PIB), y dentro de ese presupuesto el de la salud mental es mínimo”, afirma.

“Sin eso es muy difícil trabajar. Se hacen planes y programas muy buenos, pero no se cumplen. No hay fiscalización como corresponde, no hay suficiente personal, los recursos hospitalarios son insuficientes. En muchos hospitales de regiones no hay ni siquiera un psiquiatra. Entonces evidentemente no vamos a mejorar en temas de atención de salud mental y de prevención de problemas de salud mental si no se hace el correspondiente aumento de los recursos”, concluye, añadiendo que es necesario estar alerta a que se estén cumpliendo los diferentes planes de salud mental en el país.