En el 2006 Rebeca Molina estaba terminando de estudiar periodismo en la Universidad Católica. Entró a la carrera con el sueño de poder entregar información para que la gente tomara buenas decisiones. Siempre creyó que la comunicación marcaba grandes diferencias. Hacia el final de la carrera, se dio cuenta que el camino que seguía no era el que ella había imaginado y se acercó a la oficina de la decana de su facultad: Eliana Rozas.

–Quiero aportar para que las personas tomen buenas decisiones –le planteó Rebeca.

–Pero eso no es periodismo, es educación –le respondió Eliana a modo de consejo.

En ese momento, una luz se encendió en Rebeca. A pocos días de finalizar sus estudios comenzó a buscar oportunidades que la acercaran al mundo de la educación. Así llegó al Colegio Sagrado Corazón de La Reina, en donde comenzó a trabajar como encargada de comunicaciones y con el tiempo llegó a ser gerenta de la institución. Desde esa experiencia, nunca más se separó del camino educativo y se transformó en su gran pasión. “Es un mundo fascinante”, reflexiona.

Luego de cuatro años trabajando en el área, incluyendo un paso por el Ministerio de Educación, Rebeca se ganó una Beca Chile y tomó la decisión de ir a estudiar un máster en educación a Australia, para perfeccionar los conocimientos que había adquirido. El 2014 regresó a Chile, decidida a ser un aporte para el país, quería mejorar la educación nacional pero aún no sabía cómo. Quedó embarazada y la búsqueda de trabajo se volvió compleja, entonces tomó la decisión de emprender. Partió desde una interrogante: ¿de qué manera podía ser un aporte y generar un impacto real en la educación en Chile?

Junto a un equipo de profesionales de la educación comenzaron la búsqueda. En ese proceso, hubo un concepto que les llamó la atención: “ausentismo crónico”. Al investigar un poco más, se dieron cuenta de que no era un tema tratado en Chile, ni siquiera existían datos. “Descubrimos, por primera vez, que en Chile uno de cada tres niños tenía ausentismo crónico, es decir, faltaba un mes a clases al año o más”. Con ese dato Rebeca encontró lo que buscaba: un lugar desde donde podría aportar con su experiencia, conocimientos y ganas de impactar en la educación chilena.

Ese mismo año cofundó Fundación Presente, entidad que promueve la asistencia escolar a través de la valoración hacia la educación. “Lo más importante es el trabajo en conjunto que realizamos con cada uno de los establecimientos, familias y estudiantes”, destaca Rebeca. Y describe la labor de la fundación en una metáfora, “no les damos la caña ni les damos el pescado, sino que salimos a pescar en conjunto”. A la fecha, Presente ha trabajado con 120 establecimientos educacionales, logrando disminuir en ⅓ el ausentismo crónico e impactando a miles de niños y sus familias.

Su constancia y pasión por la educación la llevaron a ser premiada como Mujer Impacta 2022, un reconocimiento que le ha permitido mirar hacia atrás y darse cuenta de todo lo que ha logrado con orgullo. “Ha sido maravilloso poder visibilizar el trabajo de la fundación y hacer conexiones con personas que también trabajan por y para la misma causa”.

El ausentismo crónico es un problema grave, que la pandemia acrecentó. Desde la Fundación Presente proyectan que a fines de este año un 60% de los estudiantes en Chile tendrán ausentismo crónico, el doble de lo que había antes del 2020. Hoy, el gran desafío de Rebeca es lograr que la sociedad se dé cuenta de esta realidad y enfrente el problema. Su llamado de urgencia es: “en el bienestar educativo de nuestros niños y niñas, cada día cuenta”.