A diario hablamos de inclusión pero, ¿qué tanto sabemos? Muchas veces se suele hacer referencia a este concepto como una acción de sumar o adherir de una persona a un entorno determinado. Pero la realidad es totalmente distinta, la inclusión abarca aspectos sociales más complejos.

Vivimos en un entorno que asegura ser inclusivo, sin embargo los expertos afirman que existen una serie de factores que aún limita el desarrollo de las personas con discapacidad, entre ellas la discriminación, la segregación, la infraestructura inadecuada y la educación.

Para entender más sobre inclusión y construir una sociedad más justa para todos, conversamos con Sonia Castro, Mujer Impacta 2019, directora de Mamá Terapeuta y activista por la inclusión. Ella respondió nuestras dudas en esta entrevista.

1. ¿Qué tanto sabemos de inclusión en nuestro país? 

Sinceramente, creo que no mucho. Nos dejamos engañar por gestos y guiños de inclusión, cuando en el fondo las cosas no son realmente inclusivas, cuando falta accesibilidad y sobran prejuicios y barreras.

2. Según tu experiencia, ¿cuáles son los desafíos más relevantes para avanzar como sociedad en materia de inclusión?

Creo que nos falta mucha información para comenzar a entender que la discapacidad es una condición generada por la sociedad completa y no por el diagnóstico del individuo. Esta capacitación debe partir por cada familia, ya que somos el primer círculo de inclusión, para poder promover y defender los derechos de las personas con discapacidad.

3. ¿Cómo debe cambiar la sociedad para adaptarse a las necesidades de las personas con ciertas discapacidades?

La clave está en la convivencia. Cuando podemos conocer aquello que nos parece diferente, ajeno y sobre lo cual tenemos tantos prejuicios, nos damos cuenta de que la inclusión no es más que el respeto por el otro y que ser inclusivos no es realmente tan complejo.

4. Cuando dices: “No se sufre la discapacidad, sino la discriminación”, 4¿a qué tipo de discriminación te refieres?

A toda. Porque tener un diagnóstico o una condición específica no debe en sí mismo afectar negativamente la calidad de vida de la persona. La discapacidad surge cuando la sociedad impide su participación y desarrollo, mediante barreras físicas y actitudinales. Por ejemplo, no se sufre por tener parálisis cerebral, sino porque se niega el acceso a la educación, por la falta de rehabilitación, por el aumento en el costo de vida, por la inaccesibilidad de las calles, por la ausencia de lugares de recreación accesibles para un usuario en silla de ruedas y una larga lista de etcéteras. 

5. Qué nos queda por hacer como sociedad para normalizar la inclusión?

Tenemos todo por delante. Creo que recién estamos comenzando a hablar de inclusión pero es una palabra que no hemos llenado de sentido. Necesitamos abandonar el paradigma de la lástima y la caridad y movernos hacia la mirada de la discapacidad desde una perspectiva de derechos. No son pobrecitos, son personas como todos nosotros a quienes hoy les estamos negando la posibilidad de desarrollarse y participar.

6. ¿Cuáles son las diferencias entre exclusión, segregación, integración e inclusión? 

Estos conceptos suelen sucederse cronológicamente. Tomemos por ejemplo, un colegio. Antiguamente, las personas con discapacidad eran excluidas del sistema de educación. Es decir, no había ningún espacio que los recibiera y educara. Luego se generaron escuelas especiales que conforman un ejemplo de segregación ya que allí solo participan personas con una condición específica. 

Posteriormente, se comenzó a hablar de integración, cuando se buscó que los niños y jóvenes con necesidades educativas especiales participarán de colegios comunes pero realizando ciertos ajustes, como un programa de integración, con intervenciones específicas y algunas adecuaciones curriculares. Esta es la situación en la que está Chile, en la que cada espacio va improvisando según las necesidades de quienes sean aceptados en el lugar. Se habla de inclusión cuando el entorno ya está adaptado, previamente preparado para la diversidad. Y no únicamente de una condición, sino utilizando el diseño universal pensando en todos.

7. ¿Cuáles son los “ingredientes” clave de un sistema inclusivo en Chile?

Visibilización, respeto y cumplimiento de la normativa vigente.

8. En cuanto a la inclusión en la educación: ¿cómo debería modificarse la educación para adaptarse a cada niño?

Es necesario que el entorno esté preparado para la diversidad. Esto implica tanto una estructura física accesible como una comunidad escolar también preparada: docentes, directores, apoderados y estudiantes. Urge que todos los profesores aprendan sobre inclusión y diversidad en sus mallas curriculares básicas.

9. ¿Cuáles son los beneficios de la educación inclusiva para los estudiantes con discapacidad?

Sinceramente, son más los beneficios para los estudiantes sin discapacidad. Pues para el que tiene discapacidad se trata simplemente de poder ejercer su derecho a la educación, lo que abre las puertas a desarrollarse como individuo y poder, en el futuro, ser una persona independiente. Pero poco se habla de los beneficios que esto trae para los compañeros sin discapacidad, que aprenden a vivir en diversidad, a respetar a los demás, a entender que todos somos diferentes y que cada uno tiene virtudes y defectos.

10. ¿Alguna otra pregunta que crees importante abarcar en materia de inclusión?

Específicamente, sobre educación inclusiva, me parece importante destacar que 1 de cada 17 niños en Chile tiene discapacidad y se calcula que 1 de cada 5 de ellos tiene necesidades educativas especiales (NEE). Por lo tanto, es necesario que dejemos de pensar en excepciones, en cupos por nivel, ya que los números nos indican que en cada sala debería haber más de un estudiante con discapacidad y varios con NEE. En el momento en que dejemos de entenderlos como casos aislados que nos generan un trabajo extra y comprendamos que son solo parte de la diversidad humana, podremos decir que estamos empezando a hablar de inclusión.