Una dura realidad ahora expuesta en números: en 86 países las mujeres enfrentan alguna forma de restricción laboral y 95 países no garantizan salario igual por trabajo igual, de acuerdo con el informe Mujeres, Negocios y la Ley de 2022 del Banco Mundial.
El informe mostró que las mujeres en el mundo aún tienen sólo tres cuartas partes de los derechos legales otorgados a los hombres y que alrededor de 2.400 millones de mujeres en edad laboral en el mundo no gozan de oportunidades económicas equitativas.
A pesar del desproporcionado efecto en las vidas de las mujeres y en las condiciones de vida por la pandemia del Covid-19, sólo 23 países reformaron sus leyes en 2021 para tomar las tan necesarias acciones que permitan avanzar en la inclusión económica de mujeres, indicó el estudio.
En el mundo, 118 economías garantizan 14 semanas de permiso pagadas para madres, de acuerdo con el informe. Más de la mitad, es decir, 114 de las economías cuenta con permisos pagados para padres, pero la duración media es de sólo una semana. Además, 178 países mantienen barreras legales que evitan que las mujeres tengan una completa participación económica.
“Aunque se ha logrado progreso, la diferencia entre los ingresos esperados para hombres y mujeres en el mundo es de 172 billones de dólares, casi dos veces el producto interno bruto (PIB) mundial”, señaló Mari Pangestu, directora ejecutiva de Política de Desarrollo y Asociaciones del Banco Mundial, al presentar el informe. “A medida que avanzamos para lograr un desarrollo verde, resiliente e inclusivo, los gobiernos necesitan acelerar el paso de las reformas legales para que las mujeres puedan lograr todo su potencial y se beneficien por completo y con igualdad”, añadió.
Al respecto, la directora de la División de Asuntos de Género de la Cepal, Ana Güezmes, comenta a Mujer Impacta que para recuperar el empleo de las mujeres es necesario impulsar la reactivación productiva de sectores gravemente afectados como el comercio, el turismo y los servicios, y con un alto impacto en el empleo de las mujeres.
Asimismo, plantea que se deben impulsar inversiones en sectores dinamizadores de la economía con medidas para aumentar la participación de las mujeres, por ejemplo, en el ecosistema digital, en las energías renovables, entre otros. “Para ello hay que tener en cuenta las barreras de ingreso, incluida la sobrecarga de trabajo no remunerado. En este sentido, es importante garantizar el acceso de las mujeres al conjunto de servicios y productos financieros de calidad, contemplar estrategias de protección y de reconversión laboral para las mujeres afectadas por la pérdida de empleo o la creación de nuevos puestos de trabajo resultado de nuevas demandas y prevenir la precarización de las formas de empleo emergentes”, concluye.