En un viaje que realizó junto a su marido a Estados Unidos, Anne Traub conoció el modelo interactivo de desarrollo Parent Child Plus, que se enfoca en los primeros años de la infancia, los cuales se consideran determinantes para el futuro de una persona. “Los dos veníamos de trabajar en el sector público, y teníamos la intención de devolverle la mano a la vida, a la suerte que nos ha tocado… Queríamos un programa de prevención, porque después reparar es difícil y es caro”, comenta.

La abogada necesitaba que fueran “programas probados, porque equivocarse en la primera infancia es difícil”. Por ello, al regresar a Chile, tomó la decisión de replicar el modelo estadounidense en el país, para contribuir en la formación y capacitación inicial de niños para romper el ciclo de la pobreza de las familias de bajos recursos.

Fue así como nació en 2015 la fundación Niños Primero, que se encarga de proporcionar diferentes herramientas para ayudar a la familia a potenciar habilidades parentales que fortalezcan el desarrollo cognitivo y socioemocional de los niños. Por esta iniciativa, fue reconocida por la Fundación Mujer Impacta en 2019.

Anne detalla que “los sujetos con los que se trabaja son la mamá y el niño”. “Lo que buscamos es dejar en la casa, la capacidad instalada para que ese hogar vaya en el tiempo teniendo menos estrés y más amor. ¿Cómo lo hacemos? Lo que hacemos es que vamos a la casa del niño, donde se trabaja con el cuidador principal y con el infante a través de libros y juguetes”.

Uno de los focos importantes de su iniciativa es revalorizar el rol de las madres como figuras de aprendizaje para los niños. “Lo más importante es decirle a la mamá que ‘independiente de las condiciones que te ha puesto la vida, tú eres la primera educadora de tu hijo, y te vamos a ayudar en este camino’”, asegura. “Es un proceso que toma entre 1 y 2 años, en que es un acompañamiento personalizado y buscamos que el hogar se transforme en la primera escuela”, agrega.

Anne explica que cuando se trabaja con los niños en la primera infancia desde el lado emocional y un padre -independientemente de las condiciones- se convierte en el primer educador, “las vidas de esos niños serán mejores, ellos se convertirán en adultos más sólidos”.

De acuerdo con investigadores, los padres y cuidadores son los primeros educadores de los hijos y también son quienes dejan las huellas más profundas e imborrables en su alma.

Por ello, preparar a los niños para su ingreso a pre-kinder les abre un panorama de posibilidades y a su vez los padres se empoderan a través de las herramientas que se les otorga, para que ellos sean los principales educadores de sus hijos. Los resultados positivos no solo benefician a la familia, si no que crean círculos positivos que muchas veces impulsan a las familias vecinas a realizar cambios en base a este modelo de desarrollo. 

Los niños que participan en el programa base de la fundación obtienen mejores resultados en las pruebas estandarizadas tipo SIMCE, llegan un 20% adelantados frente a su grupo de control a colegio, tienen un 50% menos en la necesidad de derivación a especialistas (psicopedagogo, profesor particular, terapeuta ocupacional) y reducen en un 30% la deserción escolar.

“Buscamos que el hogar se transforme en la primera escuela”, concluye. La escuela más importante en la vida de un niño.