"Más que sólo un huerto, había logrado hacer una transformación en los reclusos”.

 

Claudia Caroca es una asistente social que creó el proyecto Colina2.Zero en el centro penitenciario Colina 2. Este consiste en un huerto para que los privados de libertad puedan trabajar y a su vez mejorar su calidad de vida dentro del recinto.

Más de 250 personas han participado en este taller, trabajando cinto horas diarias en huertos orgánicos, compostaje, reutilización de materiales sólidos, eficiencia hídrica y reciclaje. Estas actividades ayudaron a disminuir significativamente la violencia y agresividad entre los internos, por lo que el modelo se ha replicado en otros centros de Chile y de países extranjeros.

Sobre Mujer Impacta, Claudia comparte: “Desde que recibí el Premio Mujer Impacta siento la obligación de no bajar los brazos. Mi trabajo tiene que ver con una forma de entender el propósito de mi vida, que está orientado al servicio y dejar huella en el lugar que me encuentre”.

 

“Desde que recibí el Premio Mujer Impacta siento la obligación de no bajar los brazos. Mi trabajo tiene que ver con una forma de entender el propósito de mi vida, que está orientado al servicio y dejar huella en el lugar que me encuentre”, contó Claudia Caroca, Mujer Impacta 2015, al recordar el momento en que fue galardonada.

 

La asistente social, fue premiada por su importante labor en la cárcel Colina 2, donde desarrolló el proyecto Colina 2.Zero. Fue voluntaria de distintas iniciativas, perteneció al centro de estudiantes y, en tercero medio, conoció a una mujer que trabajaba con personas de la cárcel. Quiso seguir sus pasos. Y así lo hizo. Ingresó como asistente social a Gendarmería, específicamente a Colina 2 en el 2008.  Fue ahí donde tomó la decisión de transformar la vida de los reclusos. 

 

 “Comencé con un proyecto de un huerto para que los presos pudieran trabajar y eso fue mejorando la calidad de vida al interior del recinto. Más de 250 personas privadas de libertad participaron del taller, trabajando cinco horas diarias en tareas relacionadas con huertos orgánicos, compostaje, reutilización de materiales sólidos, eficiencia hídrica y reciclaje, germinación de semillas entre muchas otras. Tan impactantes fueron los resultados que se vieron disminuciones importantes de violencia y agresividad entre los reclusos, por eso, el modelo fue replicado en diferentes recintos del país y del extranjero”, explicó. 

 

Al recordar los inicios de Colina2.Zero cuenta que fue un gran desafío lograr la articulación de la idea, y por supuesto, el financiamiento. “Esto se transformó de a poco en una bola de nieve. Nos ganamos el Fondo de Protección Ambiental que facilita el Ministerio del Medio Ambiente. Crecimos, luego postulamos a los fondos del Ministerio de Desarrollo Social. La gente comenzó a involucrarse. Se reconoció como una actividad laboral dentro de la cárcel. Los internos se enamoraron de la idea. Fue tanto, que, por ejemplo, estaban muy preocupados que no se murieran los almácigos iniciales. Recuerdo la primera vez que tuvimos una plaga, todos muy preocupados de cómo terminarla y poder continuar”, destacó.

 

Claudia, con mucha humildad y tranquilidad en su tono de voz, agregó que “se generó todo un movimiento verde dentro de la cárcel… Con lo que tratamos de mostrarle a la sociedad que podemos cambiar, que es posible relacionarnos con nuestras familias de una manera distinta. El propósito medioambiental fue un pretexto que logró generar un cambio de mentalidad, que los internos descubrieran que eran útiles, que vieran un sentido y que se dieran cuenta de que hay oportunidades para transformar nuestras vidas en cualquier minuto y que el pasado no tiene por qué replicarse o definirnos”. 

 

Pero llegó el día en que Claudia debió dejar Colina 2 para seguir su ruta profesional dentro de Gendarmería. “Cuando me trasladaron viví un duelo. Ya habían pasado cinco años desde los inicios del huerto. Pensé que iba a quedar ahí y que no prosperaría. Pero no fue así. Siguieron adelante, lo que me dio una gran satisfacción. Más que sólo el huerto, había logrado hacer una transformación en los reclusos”, contó con entusiasmo. 

 

A pesar de su visión positiva, Claudia reflexiona en torno a la responsabilidad de la sociedad frente a las personas que se encuentran en situación de cárcel. “La reinserción es responsabilidad de todos. Aunque Colina2.Zero significó un pequeño grano de arena, es importante que nos vayamos haciendo cargo de este proceso al que se enfrentan las personas que alguna vez fueron privadas de libertad. Nos tenemos que comprometer con ellos”, puntualizó. 

 

Finalmente, el trabajo de Claudia Caroca está lejos de terminar. Actualmente, apoya una plataforma e-commerce de Gendarmería llamada Rehace (rehace.cl), donde se dan a conocer y se comercializan productos realizados por los internos en sus talleres, como por ejemplo trabajos en madera, pero además servicios que pueden prestar como sanitización o de aseo industrial y en donde podemos ver una reinserción real y concreta.

Dirección:

Luis Carrera 1289, oficina 204, Vitacura

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