Por María Paz Tagle

Las mujeres hemos tenido siempre un fuerte interés en la democracia. Basta con que recordemos sus luchas por el derecho a voto, hasta la elección de representantes mujeres en distintos ámbitos de la política (Congreso, Senado, Presidencia y, más recientemente, la Convención Constituyente).

Expertos en esta materia han reconocido que la participación democrática es el medio fundamental para que los intereses de las mujeres estén representados. Si un sistema político no atiende la participación de las mujeres, si evita ser responsable de los derechos de nosotras, decepcionará a la mitad de sus ciudadanos. Sin embargo, el rol de las mujeres en la democracia no se basa solamente en su plena participación en la política nacional y local. Va mucho, muchísimo más allá de eso.

Hablar de democracia, hoy, es hablar de mujeres en todos los puestos de liderazgos: en la economía, en la educación, en los medios de comunicación, en organizaciones civiles que luchan diariamente por transformar realidades.

En todos estos años que llevamos trabajando en Mujer Impacta, siempre me han sorprendido las miles de mujeres que trabajan día a día por un Chile mejor. A través de su lucha por los derechos humanos, de la ciudadanía y en pro de los niños y adultos mayores, contribuyen inmensamente en la construcción de una sociedad mejor, más justa e igualitaria. 

Claramente, contar con mujeres en los distintos espacios de nuestras sociedades es fundamental para un desarrollo sostenible y próspero en todos los contextos: en tiempos de paz, en los conflictos y después de ellos, y durante las transiciones.

Sin embargo, hemos sido testigos el último tiempo de cómo algunos regímenes no democráticos en el mundo, como Afganistán, han representado una barrera importante para el goce de las libertades y derechos humanos de las mujeres.

La participación de las mujeres en todos los sectores de la sociedad es clave para las democracias, ya que estas necesitan a las mujeres para preservar su autenticidad. Y las mujeres necesitan la democracia para cambiar los sistemas y las leyes que les impiden, y les impiden a las sociedades en su conjunto, lograr la igualdad. 

Por eso, en este Día Internacional de la Democracia, solo puedo decir que, si las mujeres necesitan de la democracia, la democracia también necesita -y mucho- de nosotras, las mujeres.