Cada vez más mujeres se convierten en empresarias en Chile.
De acuerdo con un reciente informe de Radar Pyme, desarrollado por RedCapital, entre enero y noviembre del año pasado, 56.593 mujeres estuvieron presentes en la creación de nuevas empresas.
La cifra supera en un 140% a las 23.565 mujeres que realizaron una acción de ese tipo hace seis años.
Según expertos del área, el alza no solo refleja la fuerza que tienen las emprendedoras, sino también que están más empoderadas y que buscan por cuenta propia una alternativa a las distintas crisis económicas a las que nos enfrentamos.
A pesar de ello, de acuerdo con la Organización Internacional del Trabajo, OIT, sigue existiendo una brecha de género importante entre los emprendedores: mientras que los hombres obtienen mayores beneficios en el nivel más alto, las mujeres tienden a quedarse estancadas en el nivel más bajo de la cadena de valor de la actividad.
Al respecto, Charleine Mbuyi-Lusamba, responsable técnica de Desarrollo De la Iniciativa Empresarial de la Mujer de la OIT, planteó que es importante “estimular a las mujeres a aventurarse en sectores más productivos, con frecuencia orientados al crecimiento y dominados por los hombres”.
Para lograr eso, la OIT ha planteado un modelo consistente en cinco pasos que considera necesarios para disminuir la desigualdad en las empresas. Se tratan de los siguientes:
- Identificar y evaluar los sectores donde las mujeres pueden establecer y desarrollar mejor sus empresas.
Esto incluye los sectores donde ya tienen una presencia significativa y aquellos que tradicionalmente están dominados por hombres, a los cuales las mujeres pueden ser estimuladas a entrar.
- Proporcionar apoyo empresarial personalizado.
Esa idea incluye, entre otras cosas, formación empresarial, gestión de la continuidad de las actividades, desarrollo de las competencias sociales que respondan a las necesidades de las mujeres y de los hombres.
- Ayudar a las mujeres empresarias a acceder a los mercados, a través de la colaboración con el gobierno y el sector privado.
Esto, con el fin de promover políticas de contratación y de adquisiciones que beneficien e incluyan a las mujeres, ayuden a las emprendedoras a tener éxito en los procesos de licitación, las informen sobre los mercados y las apoyen en el cumplimiento de las normas y condiciones empresariales.