Fundadora de “Una comida caliente al día”: “No existe apoyo. No ha habido ningún acercamiento gubernamental”

“Pensar en el otro, incluso en la adversidad”, fue lo que se repitió Magdalena Contreras, emprendedora, dueña del restaurante quilpueíno “Brasas del Sur”, mientras cerraba las puertas de su negocio durante la pandemia por Covid-19. Con la incertidumbre personal y familiar a cuestas, decidió utilizar su tiempo y su local para ayudar a las personas en situación de calle.

Magdalena Contreras vivía una tranquila vida quilpueína. Su emprendimiento, el restaurante Brasas del Sur, ubicado en pleno centro de la comuna, iba como viento en popa. Hasta que de pronto ya no fue más: primero vino el estallido social, luego la pandemia y su respectivo confinamiento. “Nueve meses estuvimos cerrados. Nos decían que vendiéramos para llevar, pero ¿quién se pide una parrillada por delivery?”, dice hoy con humor. Y es que, según la Asociación Chilena de Gastronomía, en cuestión de meses, se perdió un 46% de los empleos del rubro y miles de locales nunca más abrieron sus puertas.
“En Quilpué ya había mucha gente en situación de calle, lo que aumentó aún más con la pandemia”, analiza. Contreras y su familia se dieron cuenta de esto, por lo que decidieron utilizar el restaurante para ayudar: “Sí, estábamos cerrados, pero teníamos la infraestructura, los proveedores, la cadena logística. Podíamos hacer algo”, rememora.
Fue este abandono por parte del Estado lo que la impulsó a hacerse cargo de la situación. Incluso hoy —cinco años después y con su fundación alimentando a cientos de personas— se apena ante la falta de ayuda: “No existe apoyo. No ha habido ningún acercamiento por parte de ningún estamento gubernamental, llámese municipalidad, no sé… Sigues arreglándotelas, pero te sientes sola”.
Magdalena reconoce que, en un principio, “no fue fácil. Nadie quería salir, nadie quería exponerse. Todos teníamos miedo. Tenía a mi guagua de nueve meses lactando todavía. Aun así, comenzamos a cocinar para la gente en situación de calle y, poco a poco, se nos fue sumando gente”, asegura. Aquella fue la piedra angular sobre la que erigió su fundación, «Una Comida Caliente al Día», cuyo trabajo le valió ser el Premio Mujer Impacta el pasado año 2023.
Hambre: un Estado ausente
Tan sólo cuatro meses han pasado desde el megaincendio que azotó nuestra región y en cuya superación han sido esenciales variadas organizaciones como la suya. “El incendio comenzó el 2 de febrero; nosotros el 4 ya estábamos en terreno entregando alimentos”, afirma y continúa: “Nos tocó vivir situaciones muy sensibles; sabíamos que había vecinos que aún estaban ahí… entre los escombros”.
En un informe de 2020, la Organización de Naciones Unidas (ONU) informó que, en Chile, 2,9 millones de personas padecen de inseguridad alimentaria y, de ese total, 700.000 corresponden a casos severos. Contreras ve estas cifras con consternación pues no han disminuido con los años, “en la actualidad, el hambre persiste […] y son personas que pasan uno o dos días sin comer”, manifiesta.
Eso sí, la galardonada no duda en recalcar que “el tema del hambre es a todo nivel. No vamos a ir a tal lugar solamente porque sea vulnerable” dice y añade: “A una familia de clase media que tiene dos hijos con problemas ya no les está alcanzando”.
“Algunos tienen tan poquita plata que van dejando de lado la alimentación; empiezan a comprar lo que les alcanza, lo que llena más: mucho pan, fideo, arroz”, comenta la dueña del restaurante de parrilladas. “La carne es algo súper básico para nosotros… y para ellos es un lujo”. Por esto mismo Magdalena opina que “se debe ayudar, pero se debe ayudar bien. No es solamente llevar un par de kilos de arroz”.
Para su organización, sin embargo, no se trata sólo de entregar alimentos nutritivos, sino también de calidez y apoyo. “Hacemos todos los esfuerzos para entregar alimentos nutritivos, pero que también sean ricos”, esgrime. Para Semana Santa entregaron mil bolsitas con dulces y chocolates a los niños afectados por el incendio, lo que —dice Magdalena— provocó críticas de las que hoy se defiende: “Los niños de ahí no tienen nada. ¿Por qué no darles algo dulcecito que les va a dar alegría?”.
Sueños que nutren
Tras casi cinco años de ayudar a la comunidad, Magdalena anhela incrementar la entrega de alimentos, sin embargo, de momento, la cantidad de voluntarios y de profesionales se lo impide: “Soñamos con que se integren más personas. La idea es tener un equipo conformado con asistentes sociales, por ejemplo; actualmente sólo tenemos un abogado y dos estudiantes de derecho”, afirma.
Los logros de «Una Comida Caliente al Día» no son pocos, pues llegan a cifras envidiables para otras organizaciones de su tamaño: doscientas personas alimentadas diariamente. Aun así, para esta quilpueína siempre se puede ayudar más: “Queremos consolidarnos, que esto perdure, que a la gente le suene la fundación, que puedan acercarse sin miedo cuando necesiten ayuda”, concluye.