Conversamos con Magdalena Muñoz, reconocida por Mujer Impacta en el año 2016 por su historia de esfuerzo, sus ganas de surgir y el ejemplo de sus padres que la llevaron a crear, junto a dos colegas, una organización que diera más oportunidades a los niños en riesgo social. Así nació Ideas para la Infancia, una fundación dedicada a la investigación y formación de profesionales que trabajan con familias, buscando entregarles apoyo para desarrollar una parentalidad positiva. Buscan entregar herramientas a familias, profesionales, y a la comunidad en general.

Magdalena… Ideas para la Infancia tiene mucho de ti, de tu historia, de tu propia experiencia y tus ganas de que el futuro de muchos niños sea diferente. ¿Cómo nace y se concreta esta gran idea? 

MM: Siempre tuve una orientación social, y siempre quise ayudar y aportar, sobre todo pensando en que los niños y niñas necesitan sentirse queridos y protegidos y muchas veces eso no es así. Esto tiene consecuencias importantes en su desarrollo que pueden acompañarlos toda su vida; por este motivo es que busqué la manera de ser un aporte, incluso antes de titularme, no podía perder el tiempo y esperar. 

Desde el pregrado realicé voluntariado e invitaba a amigas y amigos para que me apoyaran, inventaba proyectos y formaba equipos… así comenzamos a vincularnos con una ONG colaboradora de Sename que tenía hogares y distintos programas de protección y ahí comenzó todo: conocimos realidades que eran muy dolorosas y que nos movilizaron aún más. Después hicimos pre prácticas y prácticas profesionales y seguimos trabajando hasta que nos contrataron. Éramos un grupo de jóvenes profesionales muy entusiastas y con ganas de aportar. En el terreno nos dimos cuentas que no contábamos con las herramientas necesarias para poder trabajar con familias en contextos de alto riesgo y de gran complejidad por lo que empezamos a buscar metodologías de evaluación e intervención que fueran de calidad y confiables para poder hacer bien nuestro trabajo; nos preocupaba mucho el ser efectivos y realmente generar un cambio y aporte a los niños, niñas y sus familias. En este camino fuimos haciendo redes y generando nuestro propio conocimiento desde nuestra experiencia en terreno, y así después de varios años, y motivados por nuestros mentores y maestros, decidimos emprender solos y crear nuestra propia fundación, donde pudiéramos difundir conocimientos y prácticas efectivas para el trabajo con familias, para así mejorar la calidad de los servicios ofrecidos por los programas, especialmente en el área de protección infantil.

¿Cuál es el propósito de tu iniciativa? No sólo desde la misión, sino también desde lo aspiracional… desde el corazón. 

MM: Desde el corazón: ayudar a las familias, a los padres, a hacer lo mejor en la crianza. A que puedan proteger a los niños, niñas y adolescentes, amarlos y acompañarlos en su desarrollo, entregando a los padres herramientas para así disminuir el maltrato y la negligencia. 

Las familias necesitan apoyo, y nosotros como profesionales y toda la comunidad, debemos estar disponible para acompañar y contribuir en la crianza de los niños y niñas. Todo esto, no desde la crítica y el juicio, sino que desde la comprensión y la empatía, dando a la familia la oportunidad de aprender una manera distinta de relacionarse con sus niños y niñas. Para eso nosotros, como profesionales, debemos tener conocimientos y herramientas para guiarlos de forma efectiva y oportuna para poder ofrecerles así una oportunidad real de cambio. Esto resulta clave especialmente en familias en riesgo psicosocial y pobreza, donde no tienen la oportunidad de elegir, y el servicio que le ofrece el programa de la Red Sename, o el consultorio por ejemplo, es su oportunidad de cambio… no tiene más opciones, no hay una “libre elección”, de hecho muchas veces hay coacción. 

Nosotros queremos que todas las familias, independientemente de quién le ofrezca el servicio, y de si es público o privado, reciba un servicio de excelencia y calidad, especialmente porque las repercusiones de esto llegan directamente a un niño, niña o adolescente: si la familia cambia y mejora sus competencias, es más protectora y sensible, los niños, niñas y adolescentes estarán mejor, más contenidos y se sentirán amados, lo cual es fundamental para su adecuado desarrollo.

Para quienes no los conocen… ¿Qué es lo que hace concretamente Ideas para la Infancia? 

MM: Ideas para la Infancia investiga e innova en infancia para buscar herramientas y metodologías tanto de evaluación como de intervención familiar, válidas y confiables, pertinentes a nuestras familias y con resultados efectivos. Para eso generamos proyectos de forma colaborativa con otras ONG de infancia y servicios, por ejemplo colaboradores de Sename, Jardines Infantiles, Colegios, etc, y con ellos implementamos las metodologías para probar su efectividad. De esta manera sabemos si son o no efectivas, y de calidad. 

Una vez realizado esto comenzamos con la transferencia de este conocimiento a los equipos profesionales que trabajan en infancia e intervención familiar a través de charlas, seminarios, talleres, cursos y diplomados; de esta manera nuestro impacto se amplifica. 

También ofrecemos actividades abiertas a todo público, no sólo profesionales, sino también a padres, familias o cualquier persona interesada, para así difundir estos conocimientos y psicoeducar a la comunidad. Esto es fundamental para cambiar la mirada desde una crianza cuya responsabilidad es exclusiva de la familia a una mirada comunitaria de la crianza con co-responsabilidad de todos, en pos del bienestar de los niños, niñas y adolescentes.

¿Con quiénes trabaja FIPI ¿Dónde está puesto el foco de ayuda? 

MM: Como primer foco, llegamos a los equipos profesionales que trabajan en infancia, tanto de protección, como de salud y educación, pero queremos llegar con este conocimiento basado en evidencia a toda la comunidad. 

Todos necesitamos transformarnos hacia la cultura del buentrato hacia la infancia y saber qué es bueno para un niño, niña o adolescente. Necesitamos transformar esta sociedad adultista en una sociedad que visualice la infancia y la incorpore en lo cotidiano; esto no es sólo para quienes son padres o cumplen un rol parental, todos debemos preocuparnos y contribuir al desarrollo de los niños, niñas y adolescentes. 

Pensamos en el nombre Ideas para la Infancia para poder innovar y enfocarnos en lo que sea prioridad para la infancia sin límites: hoy es pasar hacia la cultura del buentrato, entregar herramientas para relacionarnos con los niños, niñas y adolescentes sin llegar a ningún tipo de maltrato, y, para amplificar nuestro impacto  y llegar a más familias. Lo hacemos a través de otros profesionales a quienes formamos y acompañamos. 

Y para llegar a la comunidad, tenemos un gran impacto a través de las redes sociales, llegando a 87 mil seguidores en nuestro Instagram, donde compartimos contenidos de infancia y parentalidad positiva.

¿Cómo ha sido el trabajo de la Fundación durante la pandemia? 

MM: Durante la pandemia tuvimos que replantearnos nuestra modalidad de trabajo y pasar a la formación online. Todos nuestros espacios de formación para profesionales eran presenciales, y viajábamos de Arica a Punta Arenas, lo mismo nuestros proyectos, que siempre intentamos que incorporen a instituciones y profesionales de distintas regiones de nuestro país. Además, la pandemia nos encontró con muy pocos recursos económicos así que tuvimos que hacer ajustes presupuestarios y comenzar prontamente a ofrecer servicios on line que nos permitieran sostener a nuestro equipo. 

Pero esta crisis también tuvo efectos positivos, hoy día aumentamos el número de profesionales de regiones que se capacitan con nosotros y se han incorporado profesionales de otros países de Latinoamérica. Por otro lado, hemos podido hacer redes con expertos extranjeros reconocidos en el área, que de forma generosa han participado en espacios de difusión con sus conocimientos y experiencias, y esto gracias a la modalidad on line que al parecer llegó para quedarse. La distancia ya no es una barrera para acercarnos a colegas e investigadores de todo el mundo.

Nuestro principal proyecto, el proyecto SIEPP: Screening de evaluación de prácticas parentales positivas, es de modalidad online. La aplicación a distancia de esta evaluación era una de sus características innovadoras, y la pandemia permitió darle mayor relevancia a esta posibilidad. Ya no es necesario tener presencialmente a los padres o cuidadores, o a los niños/as y adolescentes, ahora, a través de un link, puedes enviarles la evaluación a su teléfono y la responden en su hogar en el momento que tengan disponible; así además podemos incorporar a más de un adulto significativo en el proceso de evaluación familiar, algo muy difícil de hacer presencialmente por la falta de tiempo de los padres. 

¿Cuál crees tú que es hoy el gran problema de la infancia? ¿cómo ves que esto se vincula con los padres hoy? ¿se ha logrado un equilibrio entre la vida laboral y familiar que permita el involucramiento ante la situación que estamos viviendo?

MM: Los niños, niñas y adolescentes necesitan ser visibilizados y reconocidos, que sus necesidades y aportes sean considerados por el mundo adulto tan ajeno muchas veces a la realidad que ellos viven. Como comunidad necesitamos ser más conscientes de nuestro rol protector en la crianza de los niños y niñas, e insisto, todos, no sólo quienes cumplen el rol parental: todos somos responsables del bienestar de los niños, niñas y adolescentes. En la medida que todos tomemos una real consciencia de esto, todo debiese cambiar: las políticas públicas por ejemplo, deberían considerar el impacto que cada ley, que cada medida tendrá en la vida de los niños y niñas. Si yo pienso en reducir la jornada laboral a 40 horas, uno de las razones es permitir mayor tiempo de compartir en familia, si pienso en ampliar el post natal del padre estoy pensando en los beneficios que eso tiene en el desarrollo de ese bebé, en que su padre pueda ejercer realmente su coparentaldiad de forma equitativa con la madre. Estoy pensando en un cambio cultural ya que esos bebés, esos niños y niñas verán un estilo de familia distinto al que vivimos nosotros: uno en que el padre y la madre comparten la crianza. Si pienso en el plan regulador de una comuna, lo haré considerando el número de niños y niñas y las áreas verdes y de esparcimiento que necesitan para su adecuado desarrollo, me importará el entorno que rodea a los colegios, me importará también que la norma de construcción de la vivienda social mejore y tenga estándares que favorezcan el desarrollo de los niños. Entonces, no puedo construir viviendas tan pequeñas o entregar viviendas sin terminar que pueden ser un riesgo para los niños y niñas…en todo lo que hacemos deberíamos pensar en la infancia porque todo influye en nuestro niños y niñas. 

Si realmente reconocemos y respetamos a los niños, niñas y adolescentes, el buentrato debiese ser la norma y el maltrato la excepción y no como ocurre hoy en día, donde más del 50% de los niños y niñas de nuestro país recibe alguna forma de maltrato. Si aprendemos una nueva forma de relacionarnos con la infancia, desde el respeto y la empatía como base, estas situaciones de vulneración de derechos en la infancia no debiesen ocurrir. Por eso es necesario psicoeducar a toda la comunidad para generar este gran cambio cultural, que no es fácil si pensamos que prácticamente el 90% de nosotros, que hoy somos los adultos, en nuestra infancia recibimos también alguna forma de maltrato de parte de nuestros padres o cuidadores…. Cambiar eso, dejar de normalizar el maltrato en la crianza es un gran desafío, y para lograrlo todos debemos aportar.

En términos estadísticos… ¿cómo estamos en Chile? ¿Cuántos niños no tienen la infancia que merecen? 

MM: En Chile aún nos falta mucho por avanzar, aunque sí hay avances, por ejemplo ya se problematiza el maltrato infantil. Algunas cifras presentadas por el estudio de UNICEF este año (2020) y que nos preocupan y movilizan a la acción son:

El 6,6% de los niños de entre 5 a 17 años están en situación de trabajo infantil (219.624). 

En cuanto al maltrato, este se relaciona principalmente con las prácticas disciplinarias y por eso el gran cambio que debemos hacer para problematizarlo: 

Sobre trabajo infantil: 

62.5% de los cuidadores de niños entre 5 y 17 años reconocen alguna forma de disciplina violenta en la crianza. El 32, 5 % reconoce el uso de agresión física en la crianza. Esto es 3 de cada 10 padres que reconoce maltratar físicamente a su hijo/a.

56.9% de los cuidadores reconoce agresión psicológica, esto es 7 de cada 10. 

Sólo el 31.7% de los padres reconoce el uso de formas de disciplina no violenta en la crianza de sus hijos. 

A octubre del 2019, 187.825 niños, niñas y adolescentes son atendidos por SENAME.

Exposición a violencia: 

46% de los estudiantes entre 7° básico y 3° medio declaran haber sufrido un acto de violencia constitutivo de delito.

49,7% de los hogares con niños, niñas y adolescentes declaran haber presenciado o vivido en el último mes situaciones de violencia en su entorno residencial.

Pobreza: 

22.9% de los niños, niñas y adolescentes viven en situación de pobreza multidimensional (907.711).

Embarazo adolescente:

En cuanto a embarazo adolescente: 10,7% del total de personas nacidas vivas corresponde a hijos/as de madres adolescentes (10 a 19 años).

¿Cómo imaginas una infancia ideal?

MM: No me gusta hablar de una infancia ideal, ya que es como decir la infancia perfecta y eso no existe, somos humanos y todos cometemos errores: los padres cometen errores, los adultos también se equivocan, y no aporta en nada sentirse siempre en falta porque no llegas a cumplir ese ideal. Lo que sí debe estar presente siempre es el amor, el cuidado y la protección, todo niño y niña necesita sentirse querido, reconocido, cuidado y protegido por otro. Ese reconocimiento le permite sentirse una persona querible, una persona valiosa, le permite respetarse a sí mismo y así después es capaz de respetar a los demás y hacerse respetar. Si nunca nadie me ha querido o me ha valorado y respetado, ¿cómo puedo aprender a quererme y querer a los demás? ¿cómo puedo aprender a respetar y empatizar si yo nunca he sido respetado?. Es muy difícil, y por eso tenemos que trabajar para que cada niño y niña tenga una figura significativa que lo acompañe, lo conozca, se preocupe por sus necesidades y lo quiera, y lo haga en una relación donde el respeto es la base, si yo realmente respeto al otro no cabe ningún tipo de vulneración o maltrato, ni un insulto, ni un grito, ni un golpe…ese debiese ser nuestro norte, eso sería una buena infancia. 

Sentirse amado es fundamental, entonces tenemos que lograr que ese amor que el niño/a reciba en su infancia sea sano y respetuoso. Siempre nos vamos a equivocar, y frente a eso podemos reparar, porque será una excepción, y habrá un reconocimiento del error y una reparación del daño que puede haber generado, pero en un contexto de buentrato y respeto el niño/a tendrá la convicción de que es querido, respetado y valorado, y por eso reconoceremos el error y le pediremos disculpas tal cual lo hacemos con todas nuestras relaciones. 

Ojalá los niños y niñas sientan que son importantes para todos y no sólo para sus padres, pero ya que logremos que sus familias los reconozcan y respeten sería un gran cambio.

¿Qué desafío tienen en adelante? ¿Qué es lo próximo en lo que estarán trabajando?

MM: Nuestro próximo desafío es consolidar nuestro proyecto SIEPP: Screening de Evaluación de prátcicas parentales positivas. Nuestra idea es que se utilice de forma masiva, por ejemplo en los colegios y jardines infantiles donde tenemos concentrados a la mayoría de los niños, niñas y adolescentes del país. Esto es una evaluación breve sobre las practicas parentales positivas, lo pueden responder online los padres o cuidadores y también tenemos una versión para los niños, niñas y adolescentes desde los 6 a los 17 años, o sea, son los propios niños y niñas quienes responden de acuerdo a su percepción. Y, ¿Qué queremos lograr con esto?, queremos llegar de forma oportuna a las familias que requieran apoyo. Esto nos permitirá detectar tanto las fortalezas como las debilidades en la parentalidad, podremos dar un feedback a los padres, reforzar sus habilidades y apoyarlos si lo necesitan. No queremos llegar tarde, no queremos llegar a las familias cuando ya se ha instalado el maltrato, la negligencia y/o la vulneración de derechos hacia sus hijos/as, queremos llegar de forma oportuna y prevenir situaciones de mayor complejidad. 

Otro de nuestros desafíos es llegar a otros países de la región, actualmente tenemos redes en Colombia y Honduras donde ya están utilizando algunas de nuestras metodologías. Nuestra idea es apoyar a otras instituciones y equipos profesionales de Latinoamérica para que puedan también ofrecer servicios de calidad a las familias y así aportar al desarrollo de los niños, niñas y adolescentes de la región.