La pandemia del nuevo coronavirus no solo supone un desafío a los gobernantes, autoridades y ciudadanos de todo el mundo por su dimensión sanitaria, sino también por los efectos desproporcionados que genera en un grupo específico de la población: las mujeres.

Recientemente, la Fundación Gates, el Grupo Eurasia, la Organización Internacional del Trabajo y el Foro Generación Igualdad de ONU Mujeres presentaron nuevos hallazgos sobre por qué las mujeres de todo el mundo han sido las más afectadas y las que más han tardado en recuperarse.

Según los nuevos datos, aunque una proporción similar de hombres y mujeres perdió su empleo durante la pandemia, son menos las mujeres que vuelven a ser contratadas. Es probable que este año haya 13 millones de mujeres menos empleadas que en 2019. Uno de los principales motivos de esa brecha de empleo es que hay más mujeres que trabajan en sectores que aún no se han recuperado por los confinamientos: el comercio al por menor, el turismo, la hostelería y la restauración.

Otro es el cuidado de los niños: con colegios y guarderías cerrados, muchas mujeres de todo el mundo no han tenido más remedio que dejar sus trabajos para cuidar de sus hijos. Antes de la pandemia, una cuarta parte de las mujeres dedicaba más de nueve horas diarias al cuidado de sus hijos; ahora, un tercio dedica al menos esa cantidad de tiempo.

Los efectos acumulados de la pérdida de empleos y la imposibilidad de conseguir guarderías generan un aumento de la pobreza. Antes de la pandemia, las tasas de pobreza mundial estaban disminuyendo a un ritmo del 2,5%. Este año se estima que las tasas de pobreza aumentarán un 9%.

En nuestra región, de acuerdo con la Comisión Económica para América Latina y el Caribe más de uno de cada cuatro hogares de Latinoamérica están a cargo de mujeres, la tasa más alta del mundo. Esto ahonda aún más la feminización de la pobreza y la vulnerabilidad de las mujeres a los efectos sanitarios y económicos del covid-19.

Es que en comparación con el 93% de los hombres, solo el 67% de las mujeres de la región participan en la fuerza de trabajo formal y más de 126 millones trabajan en el sector informal. Este grupo en particular sufre más complicaciones para acceder a las opciones de teletrabajo o generar ingresos a través del trabajo fuera de sus hogares.

Claudia Mojica, representante residente en Chile del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo afirmó recientemente que “en Chile y en la región, la pandemia impacta desproporcionadamente a hombres y mujeres en al menos tres dimensiones. Primero, pese a que tanto hombres como mujeres han perdido empleos en proporciones similares, la evidencia en varios países apunta a que una mayor proporción de mujeres está dejando la fuerza de trabajo, esto es, no está buscando un nuevo empleo o actividad luego de perderlo. Segundo, las medidas de confinamiento han aumentado la carga de trabajo no remunerado en el hogar, que cae desproporcionadamente sobre ellas. Finalmente, los confinamientos aumentan el riesgo de violencia contra las mujeres dentro de los hogares. Todas estas tendencias amenazan con reforzar los estereotipos y desigualdades de género, y en algunos casos incluso con retroceder en los avances logrados”.

Para María Paz Tagle, directora de nuestra fundación, a pesar de lo anterior “las mujeres que han sido reconocidas por Mujer Impacta tienen una serie de iniciativas que se vinculan a las urgencias actuales de Chile y que son claves para salir adelante tras la crisis del nuevo coronavirus”.