Viendo la falta de herramientas que tenían los profesionales que trabajaban con familias en riesgo psicosocial, creó la Fundación Ideas para la Infancia, desde donde enseña el acercamiento empático hacia estos grupos vulnerables. Una emprendedora social que promueve el desarrollo integral de la infancia, adolescencia y una parentalidad positiva.
“Partimos escuchando: ‘Esta familia no cambia’, ‘A esta señora le gusta que le peguen’, ‘Es muy complicado trabajar con estos casos’, ‘Este niño no va a cambiar’. Todas esas cosas nos llevaron a decir que a lo mejor el problema es la forma en la que los profesionales trabajaban y se acercaban a las familias”, confiesa Magdalena Muñoz (43), creadora de la Fundación Ideas para la Infancia, iniciativa por la cual ganó el Premio Mujer Impacta en 2016.
Nació el año 80 en Melipilla, un sector rodeado de campo. Su madre era dueña de casa y su padre trabajaba informalmente como mecánico. Vivían con un presupuesto muy ajustado. Magdalena fue la cuarta hija y la única que completó sus estudios universitarios pues siempre fue muy “busquilla”. En los meses de verano, mientras cursaba tercero y cuarto medio, tomaba cursos en la Universidad de Chile. Toda la enseñanza media y universitaria obtuvo la Beca Presidente de la República, y así entró a la Pontificia Universidad Católica de Chile en 1998. Después de estar cuatro años en Bachillerato en Ciencias, estudió Psicología, teniendo un total de siete años y medios de educación superior.
“Además de gustarme mucho estudiar, me gustaba ayudar, por lo que en el pregrado comencé a buscar alternativas para trabajar haciendo voluntariados”, relata. Así llegó a la Sociedad Protectora de la Infancia, que tenía familias de acogida, y convocó a un grupo de amigos para hacer talleres todos los sábados a padres e hijos.
Apenas egresó de la universidad se quedó trabajando ahí y se dio cuenta de que el personal tenía una visión súper negativa de las familias: “No comprendían su realidad, tenían prejuicios y eran muy críticos con ellas. Yo tenía otra visión y sentía que cuando criticaban a esa gente, me criticaban a mí”.
Magdalena comenta: “Tengo imágenes de mi mamá bañándome en el lavaplatos. Siempre tuve la consciencia de que ser pobre no iba ligado a no tener educación ni a tener problemas de higiene. Estar en esa situación puede hacer que tú te formes y vayas adquiriendo ciertas herramientas que te permitan mejorar tu calidad de vida”.
Cambiando la perspectiva de los profesionales
Llegó a la conclusión de que no estaban ayudando a las familias de la manera correcta. El desafío para su equipo era mayor: tenían que tratar de sacar adelante a personas en un contexto muy adverso para la parentalidad.
Teniendo presente el término resiliencia, en 2013 creó junto a dos amigas la Fundación Ideas para la Infancia, con el fin de apoyar a los equipos profesionales encargados de realizar intervenciones psicosociales a familias vulnerables, entregándoles herramientas efectivas, para así facilitar los procesos de evaluación e intervención.
Durante sus 10 años de trayectoria, la fundación ha entregado más de 420 cursos, diplomados y postítulos, logrando capacitar a más de 14.000 profesionales y técnicos que trabajan en la primera infancia.
En Ideas para la Infancia proponen un método de acercamiento a las familias basado en la empatía, erradicando los prejuicios. “Nadie les ha enseñado a cómo trabajar en esos contextos, y tal como los papás lo hacen lo mejor posible, con los conocimientos que tienen, pasa lo mismo con los equipos, porque las herramientas que les habían dado no eran suficientes”, expresa Magdalena, quien actualmente, hace clases en el área de protección de la fundación.
El impulso que necesitaban para seguir
Magdalena Muñoz se integró a la red de emprendedoras sociales de la Fundación Mujer Impacta en 2016 y comenta que para ella “fue un impulso. Estábamos teniendo algunas dificultades internas como fundación y recibir el Premio Mujer Impacta nos reafirmó”.
“Nos dijimos a nosotras mismas: ‘Sí, somos bacanas, esto no lo hace todo el mundo. No cualquier persona se compromete a trabajar en esto. Nunca vamos a ser millonarias, pero sí lo somos desde otro lado, desde otra satisfacción o éxito en la vida´”, comenta.
Al obtener el reconocimiento le dieron valor a que Ideas para la Infancia era una iniciativa “con liderazgo femenino. Ahora es parte de nuestro sello: Esto es liderado por mujeres”.
Para Magdalena, la Red Mujer Impacta es un espacio que valora, porque puede ver a mujeres, como dice: “que están en las mismas. Es un perfil raro de encontrar. No todo el mundo se dedica a estas cosas, y una de repente se siente sola en el mundo. No es común encontrar mujeres que hacen algo para cambiar las cosas, que ven un problema y las mueve a hacer algo”.
Una vida de coherencia
Resumiendo su paso por Ideas para la Infancia, Magdalena cuenta: “En mi mundo a los niños le pegan, en mi mundo a los niños los abusan, la gente no tiene para comer y no tiene educación. Entonces yo creo que eso igual me da una cercanía distinta”.
Sobre esto, agrega que lo que más la llena “es la coherencia que siento en mi trabajo con lo que yo soy. En lo que nosotros trabajamos es muy importante la persona y lo humano, yo siempre digo que uno tiene el privilegio de poder tocar vidas de alguna manera”.
“La Fundación también nos permite tener un gran impacto. Que un profesional logre hacer clic, logre cambiar la forma en la que se acerca a la familia, puede tocar a lo mejor a mil familias más”, expresa.
Asimismo, su maternidad forma parte importante de su labor en Ideas para la Infancia: “Mi cuarto hijo es la fundación. En esta somos súper conscientes del trabajo en familia y de su importancia, trabajamos en parentalidad, por lo que no puede no ser importante ser mamá en esto. Quiero que mis hijos Vicente, Antonia y Florencia valoren mi trabajo, que lo entiendan”.