Periodista, audio-descriptora y generadora de contenidos para la infancia, Natacha Valenzuela creció acompañada de historias, y las ha valorado desde muy temprana edad. “La literatura infantil es algo que me mueve mucho, pues sé lo importante que es que una niño o niña disfrute de cuentos, especialmente si son leídos por sus padres o adultos responsables, antes de dormir. La literatura, cuando es descubierta desde muy temprana edad, permite abrir mundos, enriquecer el lenguaje, genera empatía con otras historias y vivencias, despierta la imaginación, cultiva la concentración, etc.”, comenta.

Hoy tiene una cruzada personal: generar literatura accesible para todos los niños.

Esa batalla partió cuando se enteró de que la infancia sorda no conoce el español, por lo que la lectura como nosotros la conocemos está vedada para ellos. “Eso para mí fue una revelación, me dio mucha pena, pensaba en el mundo oyente, donde es tan difícil convencer a los adultos de fomentar la lectura infantil, y luego pensaba en el mundo de la comunidad sorda, en donde ni siquiera existían cuentos para ellos, pues para narrar un cuento en Lengua de Señas Chilena (LSCH), primero debes manejar esta lengua, y muchas familias con hijos o hijas sordas son oyentes, es decir, no la manejan”, relata. “Todo esto genera que los niños y niñas vivan muy aislados y sin los beneficios de la lectura”, añade. 

Ante esto, Natacha tomó su libro, “Mila y la Flor” (editado por EDEBE), y junto a un grupo de personas, lo convirtió en una obra literaria adaptada para la comunidad sorda: un videolibro en LSCH. Lo presentó en un colegio para niños sordos de Valparaíso y fue tanto el éxito que le pidieron subirlo a YouTube para poder ver la historia cada vez que quisieran.

“Ese fue el inicio de este camino. La idea de hacer cuentos accesibles simplemente se incrustó en mi”, recuerda.

“A partir de entonces, mi vida se convirtió en una constante búsqueda de historias para adaptar, y de financiamiento para hacerlo. Hoy, ya he desarrollado varios videolibros infantiles en LSCH, todos disponibles de manera gratuita en la web historiasparatodos.cl”, comenta Natacha, quien fue reconocida en 2020 por la Fundación Mujer Impacta por esa labor.

Los videolibros han ido mejorando de acuerdo con las sugerencias que la misma comunidad sorda le ha hecho. Un ejemplo: Natacha descubrió que era importante que quienes hacen la LSCH tienen que ir más grandes en la pantalla y no en un recuadro pequeño al costado como uno tiende a ver. Esto, porque “para una persona que es sorda, es lo equivalente a si a nosotros pusieran el volumen muy muy bajo: ciertamente será mejor subirlo para entender bien qué dicen. Para ellos es lo mismo, pero con la imagen”.

“No ha sido fácil, para nada, he dedicado horas y horas a hacerlo, me he equivocado, la he pasado mal, me he cuestionado si vale la pena, pero mientras haya un niño o niña que lo disfrute y le sirva para abrir su mundo, vale la pena.  Mi lema es ‘por el derecho al cuento de cada día’”, concluye.