"Nos emociona que se reconozca la necesidad de hacer un cambio en la educación chilena”.

Nicola Schiess es la creadora de Kopernikus School, colegio que está ubicado en Frutillar. Su malla académica se basa en una educación creativa y pensamiento crítico, buscando potenciar al máximo las habilidades de sus estudiantes, para formar “ciudadanos del futuro, capaces de afrontar los desafíos de la sociedad actual y futura”, según lo explicado en su página web.

Además, incentiva a que los alumnos sean personas conscientes de su entorno, proactivos y es fundamental el arte, la música y todo lo relacionado al movimiento y outdoor dentro de su formación. Actualmente el colegio tiene más de 330 estudiantes, 40 profesores y cuenta con 15 salas de clases.

Gracias a Kopernikus, Nicola fue premiada por Mujer Impacta el año 2015 en la causa educación, lo que para ella “fue una gran alegría y un inmenso compromiso para seguir adelante”.

Hace unos años Ken Robinson, uno de los hombres más lúcidos en temas educativos en el mundo, volvió a levantar su voz en el diario español El País respecto a la necesidad de reformar el sistema educativo para que este no reprima el talento y favorezca la creatividad de los niños y jóvenes.

Esta emprendedora social fundó el colegio Kopernikus en Frutillar, cuya metodología de enseñanza incentiva una formación más personalizada al desarrollar los intereses como habilidades del niño, junto con el respeto y el autocontrol. Además las artes, la música y todo lo relacionado con el movimiento y outdoor son fundamentales, “aquí no se potencian las pruebas, sino que, por ejemplo, al final de cada unidad los mismos niños arman una obra de teatro para representar lo aprendido. Las vacantes del colegio están llenas y cerca de un 10% de sus alumnos son de familias extranjeras”, dice Nicola Schiess.

“Para nosotros es fundamental el sentido en el que usamos el ´tú puedes´ como una herramienta de aprendizaje. Creemos que este tipo de experiencias les da a los niños la vivencia de la perseverancia, el autocontrol y les aumenta la autoestima”, comenta.

Finalmente, comparte: “A veces uno es la primera loca que baila, que tiene una idea que la apasiona tanto que es capaz de ir sumando a otros que busquen el mismo objetivo, y que vayan derribando muros con uno”. Al preguntarle por sus desafíos, Nicola se ríe, “siempre me entusiasmo mucho, creo que abarco demasiado, pero me encanta y no creo que cambie”, cuenta sonriendo.

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