Es un tema doloroso, que nos hace sentir pena y rabia. Como mujeres y como fundación nos gustaría que no existiera y que no fuera necesario escribir artículos como este. Pero dado que ocurre, no podemos quedarnos calladas. El tema es el femicidio. 

El término, usado para referirse al asesinato de mujeres por el hecho de ser tales, fue utilizado por primera vez por Diana Russell, al testimoniar ante el Tribunal Internacional sobre Crímenes contra las Mujeres en 1976. 

Se trata de asesinatos de mujeres -la mayoría de las veces en el espacio de sus relaciones íntimas- perpetrados por sus parejas actuales o pasadas, familiares, conocidos, desconocidos o simples acosadores, en los cuales es posible identificar un patrón común: los intentos de dominación, posesión y control de las mujeres por parte de los femicidas. 

Según ONU Mujeresnombrar estos crímenes en su especificidad ha permitido comprender estas muertes como resultado de la violencia contra las mujeres, determinar sus características y comenzar a conocer la magnitud y la dimensión global de esta brutal violación de sus derechos. He ahí la importancia de visibilizar este tema. 

En ese sentido, el próximo 19 de diciembre por primera vez se conmemorará el Día Nacional Contra el Femicidio, luego que en octubre el Senado aprobara de forma unánime la ley 21.282 que crea la iniciativa. 

La fecha fue elegida en memoria de Javiera Neira Oportus, una niña de seis años asesinada en 2005 en manos de su padre. El hecho, que sensibilizó el país, se convirtió en un ícono en la lucha contra los femicidios. 

Se espera que, desde ahora, cada 19 de diciembre sea un día en el que se recuerde a las mujeres y niñas asesinadas, de modo a presionar a la sociedad civil, a los medios de comunicación, a las fundaciones y ONGs, al Estado y al gobierno de turno a actuar contra la violencia de género. 

Durante la jornada, diferentes organismos realizarán un llamado a la reflexión sobre la problemática para poder inculcar en el imaginario social que el femicidio existe y que -lamentablemente- ninguna mujer está a salvo. 

De acuerdo con la ley, “las mujeres deben ser oídas, de modo que el femicidio, como un tipo de violencia específica, tenga un lugar en las organizaciones sociales, en la academia, en el calendario y en la legislación”. El texto también interpela a las autoridades a “legislar, financiar y optimizar el funcionamiento institucional existente en materia de prevención y reparación de la violencia extrema”. 

Situación en Chile 

Cuando nos sentamos a escribir y a publicar este texto, nos deparamos con la triste noticia de que tan solo esta semana otra mujer fue víctima de este crimenAna María Guerra, una adulta mayor de 66 años en San Pedro de la Paz murió en manos de su marido, de 73 años. 

Con su fallecimiento, han sido más de 50 mujeres asesinadas a lo largo de Chile este año por motivos de género

En Chile, la denuncia del femicidio es reciente. Los principales esfuerzos por dar visibilidad a este fenómeno han sido realizados por la Red Chilena contra la Violencia contra las Mujeres. La red se ha encargado de documentar el femicidio a través de seguimientos parciales de la información aparecida en la prensa sobre mujeres asesinadas por razones de género. 

De acuerdo con reportes de organizaciones de la sociedad civil y la oficina nacional de ONU Mujeres, no es posible identificar y cuantificar el femicidio en Chile debido a una serie de fallas en los registros oficiales.

Pese a eso, se estima que en más de la mitad de los femicidios íntimos hay antecedentes de violencia intrafamiliar.  

Por lo anterior, la sociedad civil cumple un gran rol en la prevención de estos actos. Entre las premiadas por nuestra fundación, por ejemplo, está Catalina Cabrera, quien desde hace años dicta clases de defensa personal a mujeres víctimas de violencia y más recientemente, como explicó en nuestro programa con ADN Radio presta apoyo a mujeres sobrevivientes de intentos de femicidio

En un día tan conmovedor como el 19 de diciembre, volvemos a hacer un llamado a visibilizar el femicidio. Tenemos la esperanza que así, unidas y unidos, podremos erradicarlo. Y que no nos falte ninguna, nunca más.