Constanza del Río personifica una dura realidad: la de alrededor de 50.000 niños entregados en adopciones ilegales repartidos por el mundo. 

A los 39 años sus padres le contaron que era adoptada. Desde ese momento todo cambió: su búsqueda personal por encontrar a la familia biológica se convirtió en una cruzada colectiva

En 2014, dada la falta de documentación que se relaciona con las adopciones ilegales, decidió crear una organización de ayuda para casos como el suyo. Creó un sitio web para progenitores e hijos o hijas que intentaban encontrar a sus familias. Fue así como nació la ONG Nos Buscamosque investiga y recopila antecedentes para lograr reunir a personas tras años de separación, dolor y búsqueda. 

Premio Mujer Impacta 2018, Constanza fue la invitada de esta semana del programa “Ciudadanas que impactan”, un bloque en el cual participa la directora de nuestra fundación, María Paz Tagle, todos los martes a las 11:00 en ADN Radio con los periodistas Aldo Schiappacasse y Sandra Zeballos.

En momentos de fiestas de fin de año, en las que el encuentro y el reencuentro son una dinámica frecuente, Constanza también conversó con Mujer Impacta sobre su ONG, su historia personal y los desafíos pendientes en Chile en materias de adopciones.

Las fiestas suelen ser un espacio de encuentro. ¿Como te sientes al haber fundado una ONG que se encarga de reunir a familias víctimas de adopciones ilegales? ¿Qué significado le otorgas a estas fechas? 

CDR: “Nuestro slogan es ‘el abrazo del reencuentro’. Somos una corporación sin fines de lucro, nuestro pago es el abrazo… Para los voluntarios de Nos Buscamos, todo el año es Navidad. En Navidad es cuando más nos acordamos de nuestras familias y nosotros vivimos eso todo el año”.

¿Cómo fue tu reacción al saber que eras adoptada a los 39 años? 

CDR: “Fue un golpe muy fuerte, pero al mismo tiempo sentí que al fin todo tenía sentido, ya que siempre había sentido cosas que no lograba entender. En vez de caer en la rabia o en la victimización, sentí una ola de agradecimiento, tanto amor, tantos sacrificios, ¡mis papás adoptivos me dieron todo! Mi vida cambió para siempre y entré en una depresión fuerte, me fui de viaje sola a China y por allá empecé a ver quién era realmente yo y a darme cuenta cuál era mi misión”.

¿Cómo cambió tu vida tu ONG? 

CDR: “Fundé Nos Buscamos dos años después de enterarme que era adoptada. Fue una forma de trabajar con otros, no solo de perseguir mi búsqueda. Supe desde el principio que esta era una misión muy importante, algo que había esperado toda mi vida, y que mi búsqueda no solo sería la mía, sería la de miles. Hoy la PDI estima que son alrededor de 50.000 los niños chilenos que fuimos dados en adopción en forma ilegal, lo que hoy seria tráfico infantil”.

En tu ONG llevas muchas historias a tu espalda. ¿Cómo lidias con los sentimientos propios y el de las demás personas?  

CDR: “En Nos Buscamos somos un equipo de más de 20 voluntarios, no soy solo yo. En el equipo de investigación de casos, nos cuidamos, nos ponemos límites y nos apoyamos. Varios hemos tenido crisis nerviosas por la cantidad de energía vital que uno invierte en cada uno de los casos y es por eso que nos apoyamos mucho en la parte psicológica. Las historias son terribles, el dolor de las madres, la angustia de los adoptados, la rabia de ver cómo delincuentes médicos, abogados y jueces, traficaron con niños impunemente, son cosas difíciles de digerir”.

¿Cómo se lleva a cabo ese encuentro y reencuentro? 

CDR: “Tenemos el registro de casos en la web, ahí se registran adoptados y familias que se buscan, el equipo de investigación analiza el caso y se hace una reunión online para recabar más pistas, se arma un plan de trabajo en conjunto con el afectado y se comienza a buscar. La búsqueda dependerá de cada caso, pero en general incluyen examen de ADN que antes podíamos entregar gratis, pero este año nos quedamos sin financiamiento…”

Desde la ONG están pidiendo cambios en la ley de adopción. ¿Cuáles serían los cambios fundamentales, según tú? ¿De qué forma han avanzado en ese proceso? 

CDR: “Durante el 2018 y 2019 asistimos todas las semanas a la comisión en el Congreso en Valparaíso, hicimos acotaciones y el proyecto quedó despachado al Senado, pero no ha pasado nada con la ley. Mediáticamente este proyecto se enfocaba en los derechos de los adoptantes (homoparental), pero para nosotros como fundación lo importante acá no son los derechos de las familias biológicas, ni los derechos de los adoptantes, ambos grupos de adultos. La ley debiera enfocarse solo en el niño, enfocarse en la Carta Magna de los derechos de los niños, tratado que Chile ha firmado desde hace años y que no cumple. ¡El derecho a vivir en familia, derecho a la educación, derecho a su origen!

Ya que lamentablemente el proyecto de ley para cambiar la actual ley de adopción seguirá durmiendo en la Cámara Alta, queremos empujar reformas a artículos de la actual legislación que permitan a los adoptados buscar y encontrar a sus familias biológicas sin los trámites ni la burocracia actual. Queremos que los cuidadores, que amorosamente han cuidado a un niño, sean los primeros en la lista, cuando el niño debe irse en adopción. Queremos que de hecho se fiscalice a los hogares que pertenecen como OCA del Sename y que la transparencia rija para los hogares de Sename, saber cuánto y quiénes viven en las residencias, recursos gastados, etc. De a poco nos hemos convertido en una fundación que no solo reúne familias separadas por tráfico infantil, también en una voz en la defensa de la infancia”.

Muchas de las personas con las que trabajas son adultos mayores… ¿Cómo es esta lucha contra el tiempo? ¿Hay apoyo por parte de las instituciones del Estado u otras organizaciones de la sociedad civil? 

CDR: “Las madres que buscan a sus hijos y los padres también son adultos mayores, el covid-19 mató a dos de nuestras mamás. Una de ellas no alcanzó a conocer a su hija que fue vendida a Suecia… Hicimos el reencuentro por video, pero en julio murió producto del covid-19. Corremos contra el tiempo, pero el Estado no hace nada, el presidente Piñera nos negó la subvención presidencial después de meses de reuniones y lobby con distintos personajes del ‘segundo piso de la Moneda’, ni siquiera nos dijo el por qué… Con los ministerios pasó lo mismo, y la excusa es el covid-19. Esta crisis ha sido violenta con todos, pero para las fundaciones ha sido brutal: estamos acostumbrados a que nos digan ‘que maravillosa labor hacen’ y que después no se metan la mano al bolsillo, pero con la pandemia, simplemente nos quedamos en cero. Tuvimos que despedir a todos, hoy somos todos somos voluntarios, hemos tenido que hacer un cambio radical en muchas actividades y nuestro trabajo de investigación se ha visto muy afectado”.

Pese a todo, ¿sientes esperanza? ¿Qué mensaje le gustaría dar a las familias chilenas en estos momentos? 

CDR: “Absolutamente, tengo esperanza y sé que todo cambiara. Solo depende de nuestra energía, nuestro empuje y constancia para hacer un mundo mejor y más colaborativo, menos individualista… Creo que el covid-19 nos ha enseñado que seguir pensando en mi bien particular no sirve de nada. Todos debemos comprender que el ser humano es parte de un gran pueblo y en la medida que todos trabajemos y pensemos en el bienestar comunitario, seremos al fin libres y felices”.